No tiene nada de malo pedir un deseo y lo sabes; el problema es que mis deseos son algo turbios.En las estrellas de la noche esta escrito nuestro destino pero, el como llegar a nuestros respectivos destinos depende de cada uno de nosotros.
A la noche del murciélago, la luna roja más hermosa que se allá visto una oración y deseo pedí. El deseo se cumplió y mi corazón volvió a vibrar y la oración por tal sus términos cumplió pero, como todos sabemos nada en esta vida puede ser eterno.
En las calles de la cuidad maldita, cubierta por el velo nocturno, y en ella el canto de los cuervos, murciélagos y búhos se escucha, nada más de escucha que esos cantos; esos horribles cantos que para los habitantes de la cuidad maldita no tiene otro significado más que el de la agonía y sufrimiento.
El caminar por las calles de este lugar es un reto muy grande pero más nadie las a cruzado; a excepción de cierto caballero de armadura negra.
Nadie sabe quien es y es mejor así.
El deseo sé a terminado y la ciudad ya no sólo sufre sino que ahora llora lágrimas eternas de sangre.
La jurisdicción de lo ajeno ya no cuenta ni siquiera el propio.
Las tempestades son más fuertes que el dolor de una madre por perder así hijo.
Y desde la oscuridad más profunda el búho de las predicciones lo observa todo. Y entonces toma la más terrible decisión... Se hará cargo del futuro terror de la cuidad maldita.
Cuidad la cual en su futuro tendrá que albergar a su más eterna pesadilla sangrienta.
La decisión a sido tomada y el búho alza su vuelo y desde lejos lo observo todo e incluso yo tomo la decisión, la decisión de proteger al hijo de sangre negra de la ciudad maldita.