Cuando su corazón se freno salió corriendo de la pista hasta donde la otra parte de aquel corazón enloquecido se había detenido. La sinfonía aquella que le traía el recuerdo de un amor trágico, aún se escuchaba sobre el hielo y si de hielo hablábamos, su corazón había acabado por convertirse en uno, cuando le vio de nuevo y por último vez.
Santiago había muerto.
El le había dado sus últimos días a la chica fría que no quería vivir, le regaló sus últimas sonrisas, sus últimos versos, su historia final.
Ella estaba helada. Horas después cuando se convenció de que se había ido fue cuando su mundo se derrumbó bajo el vestido azul cielo que llevaba aún puesto. ¡Jamas volvería a ser igual!
