Hace mucho, mucho tiempo. Existió una muy bella joven. De gran actitud, gracia y belleza, todo en ella era simplemente perfecto.
Sus ojos de un color verde esmeralda, de cabello rubio como el oro, su piel de un color blanco como la nieve , unos labios del tamaño deseado de color carmesí claros, y una nariz pequeña no tan respingada.
Gracias a estos dones, todo él mundo la llamaba Princesa. Aunque técnicamente no lo era, ella parecía una verdadera.
Princesa estaba comprometida con un príncipe de la realeza.
Cuando este llego al pueblo de la joven, quedo hipnotizado por ella, así que decidió hacerla su esposa, a lo que sus padres y ella no pudieron oponerse por la autoridad de este. Aunque para su "Familia" no fue problema, no la querían. Y además por su físico y apariencia estos pensaban que podrían sacar grandes beneficios, los cuales al final de todo consiguieron su cometido.
Tan solo faltaba un mes para él compromiso, pero de este evento tan solo a una persona le hacia feliz.
-Dios.- suspiraba Princesa, mirando por la ventana de su alcoba. Cada vez que se imaginaba una vida con él príncipe, había algo en ella que no cuadraba, sentía que le pertenecía de cuerpo y alma a otra persona. Pero como ella nunca se había enamorado, descarto esa vana idea, porque todos los hombres que se le acercaban no eran nada mas que viejos pervertidos con deseos carnales.
A todos, todos los hombres que conoció, pudo notar en ellos un brillo lujurioso y de deseo en sus ojos, hasta en los del noble príncipe.
Decidió salir fuera de la ciudad, hacia él bosque para despejarse. Cuando se encontró bastante lejos, logro escuchar ruidos provenientes de la arbustos. Un poco asustada se acercó, allí encontró a un joven muy malherido, tenia golpes, raspones y heridas por todo él cuerpo, este respiraba con dificultad.
El torso del muchacho estaba descubierto y se encontraba descalzo, tan solo llevaba unos pantalones de color negro con un cinturón de tela verde, estos tenían muestras de quemaduras y se encontraban un poco rasgados.
Sin pensarlo dos veces Princesa lo llevo a su casa para atender las heridas. Suerte para ella, ya que sus padres se encontraban fuera. Acostó al joven en su cama, cogió un maletín de primeros auxilios, y procedió a vendarle y curarlo. Una vez terminado, guardó él maletín y lo tapo.
Se puso a observar bien al herido. Su piel no era ni tan blanca ni tan tostada, él color de su cabello era de un color rojo fuego, una nariz poco respingada, y unos labios carnosos. Era bastante guapo. Su torso desnudo estaba bien formado -aunque lleno de cicatrices de batallas anteriores-, se podía ver sus músculos y abdominales bastante marcados. Pero gracias a que ella lo curo, este tenia vendajes por todo el cuerpo.
Poco a poco, este empezaba a despertar, cuando Princesa se dio cuenta se exaltó, provocando un sonrojo en sus mejillas, ya que no podía dejar de verlo. Cuando termino de abrir sus ojos, ella pudo notar que eran de un color miel intenso. Se sentó en la cama y con una mano se agarro la cabeza, mientras se quejaba con gemidos de dolor. Su mirada parecía como perdida.
Luego el joven dirigió su mirada a Princesa, exaltado. Apenas la vio sus ojos se pusieron vidriosos.
-¿Por que?.- fue lo único que pudo decir con un hilo de voz quebradiza.
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"Princesa y el Dragón"
FantasyHace mucho, pero mucho tiempo, un rumor se expandió por todo el mundo. Causándoles intriga y furor a las personas: "Un gran Dragón había secuestrado y tomado prisionera a una hermosa Princesa en una torre alejada del país. Pero un apuesto Príncipe e...