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Aunque Princesa pronuncio esas ultimas palabras en un tono inaudible, el sin embargo, logro escucharla. 

Decidió mantenerla un rato mas cerca de el, reconfortándola en el abrazo, para calmarla. Mientras que la muchacha coloco su cabeza en el hombro de Lindwurn, escondiéndose en el cuello de este. Apoyo sus manos en su pecho, se sentía cálido y seguro. 

Solo daba gritos ahogados de tristeza.

-Tranquila... Sin duda te ayudare.-dijo con un tono tierno y dulce, para luego abrazarla con mayor intensidad, y darle un cálido y beso en la frente.-Yo estoy aquí, descargarlo todo, no lo guardes, por favor...-Princesa al oír esas palabras y sentir el suave tacto de los labios del joven con su frente, no pudo contenerse mas y rompió en llanto, daba gritos y sollozos. Las lágrimas de la joven partían rápidamente desde sus ojos, recorriendo sus mejillas, bajando por su mentón y cayendo directamente hacia la camisa blanca de Lindwurn, humedeciendo su hombro.-Avísame cuando te sientas mejor.-espeto dando caricias con una mano en la cabeza de esta.

Pasaron unos largos minutos que parecían no terminarse en esa misma posición. Princesa le empujo con sus manos deshaciendo el abrazo en signo de que ya se encontraba mejor. Lindwurn entendió el mensaje, y una vez separados con sus manos acaricio las mejillas de la joven, limpiando con los dedos pulgares las marcas de las lágrimas y las que aun permanecían. Para luego volver a besarla en la frente. Esta se sonrojo, y desvió su mirada hacia el ocaso.

¿Cuanto tiempo habían pasado allí?, esa pregunta rondo por la cabeza de la muchacha al darse cuenta de lo tarde que era, pero simplemente ignoro eso. 

El cielo estaba teñido de varios tonos de naranja mezclado un poco con manchas azules; y a punto de esconderse se encontraba allí por el horizonte, el sol. Esto le hacia sentir libre, feliz e incluso despreocupada.

Sin duda se había sacado un gran peso de encima, digamos que este paisaje le a ayudado mucho.

 Giro nuevamente su cabeza mirando a Lindwurn, el también se encontraba mirando el ocaso, mientras guardaba sus manos en los bolsillos delanteros de su pantalón negro azulado. 

Luego de un gran debate en su mente, ella decidió decirle a el lo que sentía, había descubierto ese "sentimiento" gracias a los libros de romance que le gustaba leer. Se dio cuenta desde la primera vez que lo conoció a el, le veía de otra forma que a las demás personas. No le importaba el rechazo, sabia que iba a doler si ocurría, pero se quería sacar el ultimo peso que cargaba encima, en verdad se encontraba determinada a hacerlo.

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"Princesa y el Dragón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora