Capitulo 1

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    Ya era temprano, y mi paciencia se estaba acabando. El horario de entrada al colegio es a las 7:00 am y justo ahora son las 6:40. Tal vez vivo cercas a mi escuela pero no llegare igual de rápido a pie. El auto le dio la gana de estropearse justo hoy cuando tengo examen de ciencias de la salud. No puedo dejar que mi carrera se eche a perder por una simple avería.

Mi madre (la cual amo mucho) habla por teléfono muy alterada. Sabe lo importante que es para mí llegar a esa clase. La razón es que tome esa clase para poder ser instructor físico cuando crezca. Esa clase es demasiado importante para cuando vaya a la universidad.

Escucho claramente el tono del teléfono. Se repite una y otra vez hasta que por fin contesta; una voz femenina, un poco ronca pero aun así calmada contesta – ¿Alo?- mi madre rápidamente- María, gracias a dios contestaste. ¿Aún no has salido de casa?

Después de eso ya no pude alcanzar a escuchar claramente la voz. La cual es de mi tía. Pero mi madre mostro un rostro de alivio. Rápidamente me miro acelerada- Ángel apúrate, en unos momentos llegara tu tía- acatando sus instrucciones tome mi mochila rápidamente y salí de mi casa.

La calle estaba desierta y no notaba algún signo de vida. Ya la impaciencia tomaba todo mi ser y me comenzaba a desesperar.

Ya han pasado casi dos minutos y aun no llega. Cuando creí que no llegaría escuche el motor de un auto distante; una camioneta negra con llantas algo descuidadas venia hacia mí a toda velocidad. Ya frente a mí una puerta de esta se abrió y mostro su interior vacío a no ser del piloto el cual ocupaba mi tía- Vamos hijo- subí al auto y cerré la puerta con fuerza. El auto arranco con fuerza y el sonido de las llantas resonaba por mis oídos.

Ya la carretera se divisaba por mi ventana y los autos de los demás. Notaba a los otros conductores con sus hijos, un poco menores que yo, dirigiéndose a sus respectivas escuelas. Un auto en particular me dio mucha gracia ya que el niño que venía atrás estaba completamente dormido. Pero eso no era lo gracioso. Lo gracioso era que tenía la cara embarrada en la ventana y toda la saliva se veía pegada a esta. Es la posición de dormir más rara que alguien puede tomar.

Dimos unas cuantas vueltas para al final ver la entrada a mi escuela. Era grande y era una de las mejores de la ciudad. No era la típica escuela que estaba por afuera. Era un enorme establecimiento el cual esta techado. Por dentro solo son unos laberintos de pasillos que conducen a diferentes clases. Además, a clubes de diferentes actividades.

Están:
-Club de kendo

-Club de artes marciales

-Club de pintura

-Club de ocultismo (si lo sé. ¿Qué clase de escuela tiene un club de ocultismo? Bueno... esta lo tiene)

-Club de defensa personal (El cual es mi club)

Sí. Tiene una gran variedad. Pero la mayoría acata mucho las artes marciales y esas cosas.

Corría por un pasillo lleno de estudiantes ocupándose de sus asuntos. En mi escuela el bullyng era historia, un mito, algo que ya no existe. Y se preguntaran: ¿Cómo es eso posible?

Les diré que tienen cámaras literalmente en todos lados. Incluso en los baños. Pero no se alcanza a ver el área de urinales y retretes, ya que es enfermo y molesto tener que orinar con una cámara fija en ti.

Abrí la puerta de mi clase y recibí es mirada que te penetra fuerte. Las miradas de todos cuando ven a un compañero llegar tarde. Mi profesor; un hombre alto, calvo pero con un rostro amenazante me miro- Señor Ángel. Creo que usted no honora su nombre después de todo. Yo creía que las personas llamadas Ángel eran excelentes en todo... pero me equivoque- me hizo una seña de que me sentara- Lo siento profesor-

El diario de una BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora