Nos quedamos dormidos los dos en el suelo con los controles encima. Mire rápidamente el reloj y decía... 8:40????
-Carajo- grite. Owen se levantó de golpe y grito lo mismo levantándose y tomando nuestras mochilas.
-Tenemos que irnos ya, o perderemos otra clase- Mascullo.
Corrimos a mi auto y arrancamos a toda prisa. Ni siquiera mire a mi madre cuando le grite: Adiós. Solo fuimos corriendo.
Doblamos por la esquina y me pase una que otra luz roja. No hay tiempo y tenemos práctica de defensa personal justo ahora. Llegaremos apenas si no hay ningún inconveniente en el camino.
Se divisaba la escuela a mi lado y arranque para estacionarme. Bajamos corriendo y entramos en el cuarto de cambiarse. Todos estaban ahí cambiándose y dirigieron las miradas. Uno de ellos. Un chico rubio y alto nos dijo:
-Creímos que no llegarían.
Le dije:
-Estuvimos a punto de no hacerlo. Pero ambos tenemos algo importante que hacer.
-¿Qué, el entrenamiento?
-Algo más. Dijo Owen mirándome.
Me quite toda la ropa quedándome en ropa interior y tome mi camiseta negra con el símbolo de nuestro entrenador y el nombre de la escuela. Después me puse mis pantalones militares (Nosotros entrenábamos con ropa parecida a los soldados. Y no somos los únicos) y unas botas. Tal vez pensaran que sería incomodo, pero no es así. Son especiales. Tienes una movilidad increíble a pesar de que tenga un aspecto incómodo.
Estábamos todos parados en un círculo y el entrenador estaba en medio con uno de nosotros. Siempre al hacer una demostración tomaba al que tenía aquí más tiempo.
Mostro un movimiento el cual provoca que termines con tu enemigo en el suelo. Es simple, pero si no lo haces bien podrías incluso lastimarte a ti mismo.
Al terminar la exposición me eligió a mí y a una chica, cuyo cabello era rojo y tenía una mirada seria e indiferente.
Nos pusimos de frente y seguido, en guardia. En cuanto sonó el silbato recibí cuatro golpes en serie. Bloqueaba cada uno y los desviaba. Su concentración era increíble.
Me distraje un poco y termine con mi brazo derecho sostenido por ella. Y el brazo derecho de ella en mi pecho- Los chicos son unos inútiles- escupió mientras me derribaba. Me miro tirado, pero no había acabado aun. Con mi pie derecho la amarre entre mis piernas tirándola al suelo. Soltó un suspiro y me pare. Le di la mano y le ayude a pararse. Todos alrededor aplaudían, silbaban, o eso creo. El entrenador se acercó y dijo:
-Muy bien. Ambos. Serian letales si pelearan a muerte.Ella me miro y sonrió. Su sonrisa era torcida, haciéndola parecer una asesina a sangre fría. Deseando acabar conmigo de la manera más violenta posible.
(.....)
La hora de salida estaba literalmente a la vuelta de la esquina, acabando con mi paciencia. No podía aguantar más y ahora que lo pienso, Rebeca no se ve demasiado emocionada. ¿O será que las mujeres son menos ansiosas que los hombres? Talvez ellas saben esconder más fácilmente sus sentimientos o yo soy un raro. Si, debe ser.
Vamos, vamos, vamos.
El reloj está a la 1:39 y nosotros salimos a la 1:40 pm. Pero a lo lejos se escuchó un grito atroz. Se me hizo la piel de gallina. No era un grito cualquiera. De uno que gritan por juego o por cualquier cosa. Este grito se escuchaba de horror y miedo. ¿Qué está pasando? De una bocina del salón se escuchó la voz del director. Este decía:
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El diario de una Bestia
HorrorPrologo Cuando vives en un mundo donde el desastre no es más que una rutina, te vuelves otra persona. Este mundo siempre ha estado destruido y completamente devastado; pero ahora es cuando libero sus llamas y quemo a toda la humanidad con su cruelda...