Lev

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El mercenario de cabellos azules suspiró y tras un rato de mirar al cielo decidió bajar las escaleras, saliendo de ahí. Caminó por las calles llenas de gente, distraído, hasta fijarse en una albina que caminaba nerviosa al lado de dos mellizos rubios, que le resultaban familiares.

Decidió acercarse a estos, con una leve sonrisa vacilona, típica en él.

-Vaya, si son los mellizos Hara. ¿Quién es vuestra amiguita?

La albina se sintió algo intimidada y a la vez curiosa, y la rubia se cruzó de brazos al ver al mercenario.

-No es de tu incumbencia, Aryeh. ¿Cómo es que estás tan jodido?

-Ah, gajes del oficio, y hay una chica que me trae de cabeza...-dijo llevándose una mano a la nuca, cerrando los ojos mientras seguía sonriendo.

-Tsk... Seguro que la has dejado embarazada o algo y te estás escaqueando.

-Oh vamos, ¿por quién me tomas, Mari? Si pasasen cosas así me responsabilizaría del todo.

-Ya, claro...-dijo entornando los ojos, y suspiró.-En fin, si no tienes información de la mata-dioses no tenemos nada de que hablar.

El mercenario al oír ese nombre dio un leve respingo, y se cruzó de brazos.

-No me digas que la sigues buscando.

-¿No lo hace todo el mundo que no la tiene miedo?

-... Pffff... Puede seguir buscando, sabe esconderse muy bien.

-... ¡Así que sí que sabes algo!

-... Chica, no eres la primera que la busca, ¿sabes? Solo la gente más cabezota sabe encontrarla, es un enigma.

-... Hmph.

-Ahora si no te importa tengo asuntos que atender. Me alegra ver que seguís por ahí sueltos armando jaleo. Ah, y tú, la nueva.

-¿H-Huh?-dijo la albina, algo incómoda y nerviosa.

-Pareces nueva aquí, así que te daré un consejito. No cabrees a nadie y menos si andas sola por la ciudad. Hay cada loco suelto por ahí que se toma la justicia por su mano a veces.

-... ¿Por qué me ayudas?

-Hmm, me daría pena ver cómo una chica como tú amanece muerta y desnuda en las calles de los suburbios. Sólo sé cauta.

-¡Aryeh, no te pases!

-Vamos, sabes que es verdad que puede pasar.

-... ¡Aún así no tienes que asustarla!

-... Aryeh.-dijo el rubio, con otro tema en la cabeza.

-¿Hmm?

-¿Vas a ver al chico ruso otra vez?

-Muy listo Kazuo. Ese pequeño genio me ayuda mucho en mis trabajos de una forma o de otra. Tengo que hacerle una visita de vez en cuando.

-... Hmm. ¿Por eso mencionaste los suburbios?

-... Ah, a ti no se te escapa una, ¿eh?-dijo llevándose las manos tras la nuca, y sonrió con levedad.-Aparte de eso suelo frecuentar los suburbios en general, una vez te mezclas con la gente y sabes actuar no es un sitio tan malo. En fin, debo irme, y vosotros también. Quién sabe las anomalías que pueden aparecer de noche. Chao.

-... Budista creído...-musitó la rubia entre dientes mientras veía al mercenario irse.

-¿B-Budista? Dijiste que ya nadie creía en religiones.

-Bueno, hay chiflados por ahí sueltos, pero el budismo es mejor visto porque no se basa en dioses, así que el idiota tuvo suerte. ¿No te fijaste en el símbolo de su chaqueta?

-... Ahora que lo dices...

Era cierto. El peliazul tenía un símbolo de Om (ॐ) en la chaqueta, justo en el lado izquierdo, que se podía ver gracias a que su coleta caía en su hombro derecho y no al contrario.

-No sé qué le pasa a ese idiota por la cabeza, pero si aún no está muerto supongo que no hay nada por lo que preocuparse. En fin, vámonos.

[...]

El mercenario por su parte ya había llegado a los suburbios, mezclándose entre la gente. Los que le notaban pasaban de él en general, pues ya era muy conocido por la zona, y sabían de lo que era capaz, así que preferían no meterse en líos.

Tras un rato llegó a cierta casa con una puerta de hierro, y la abrió como si nada cerrándola tras de sí. Caminó por la casa hasta llegar a una sala llena de máquinas y artefactos, mientras cierto niño soldaba cosas concentrado.

-Hey Lev.

El niño alzó la cabeza al oírle y sonrió de forma pícara al verle. Tenía el pelo corto de color castaño, con algún mechón rebelde hacia arriba, y su único ojo visible era púrpura, ya que el otro estaba tapado con un parche diseñado a su gusto, con un dibujo de un tuerto sacando la lengua y una especie de engranaje en la esquina superior derecha del parche. 

También tenía una tirita bajo la mejilla izquierda, pero nadie sabía si tenía una cicatriz o es que siempre se hacía una herida ahí en sus muchas invenciones. En cuanto a su ropa era una sudadera simple, y bajo esta una camisa con un alien dibujada en ella.

-¡Aryeh! ¿Cómo fue la misión con las últimas modificaciones de la pistola? Guay, ¿verdad?

-Sí, diría que hasta mejoraste la calibración del arma y todo.

-Je, es mi especialidad. Al fin de al cabo si no la calibro de vez en cuando con el uso que le das podría llegar a tener la puntería de una escopeta de feria.

El peliazul asintió y se dejó caer en el sillón de la sala, mientras el chico le miraba.

-... ¿Has visto a Karma?

-... ¿Cómo lo sabes?-dijo cerrando los ojos algo cansado, a pesar de haber sido tratado antes.

-Estás hecho una basura, y solo Karma te puede dejar en ese estado.

-... ¿Qué puedo decir? La chica me adora.-dijo sonriendo de forma leve, y suspiró.

-Eres muy misterioso respecto a ella, tanto que nunca me la has presentado. ¿Tan mala es con la gente?

-Créeme, no quieres conocerla. Es un diamante en bruto para el que no sepa apreciarla ni ella se deje apreciar, pero yo sé cómo es realmente.

-... Hmm. Bueno, tú puedes descansar mientras yo termino mis inventos. Si se quema algo fuera o hay pelea te despertaré, así que tranquilo.

-Qué alentador...-dijo y apoyó la cabeza en el respaldo del sillón, suspirando.-Oye Lev.

-¿Sí?-dijo mientras volvía a soltar cosas.

-¿No echas de menos Rusia?

-... Nada me ata ahí ya. Y estamos en Zeonard. Es una ciudad en constante movimiento con sorpresas cada día. No podría estar en otro sitio mejor.

-... Huh, visto de esa manera es cierto. En fin, si no te importa voy a dormir un rato.

-... Aryeh.

-¿Hmm?-dijo el nombrado entreabriendo un ojo, curioso.

-Ya que estamos con preguntas, ¿no deberías dormir en tu casa al menos hoy? Tampoco está tan lejos, y estás herido... El sillón empeorará tu estado.

-Lev, tú vives en medio de la zona peligrosa, por eso me interesa que me despiertes siempre que pasa algo, aún si estoy en mal estado. Y en cuanto a las heridas... Son una tontería, no te preocupes por ello.

-... Si tú lo dices.

Tras eso el peliazul cerró los ojos de nuevo y al rato se quedó dormido, mientras el castaño seguía soldando. Nadie sabía si habrían altercados esa noche, así que solo quedaba esperar.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2016 ⏰

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