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Louis y Harry ya habían llegado a aquel restaurante caro para celebrar su aniversario de tres años.

Tres años llenos de amor, peleas, celos, alegrías, tristezas, pérdidas, etc.

Liam ya se había casado y tenía dos hijos.

Niall y Zayn también se habían casado, sólo que habían adoptado a una niña.

Lauren y Camila no lo habían hecho todavía, pero aseguraban que pronto lo harían.

Tom se había mudado nuevamente, y estaba en una relación con su antigua novia Nataly (con quien había cortado al mudarse y conocer a Louis). Pero seguía el contacto con los chicos.

Además, gracias a Instagram, podían ver todas las fotos que ponía Tom con su novia.

"Simplemente adorables."

Y pensar que Harry le tenía celos.

Perrie y Jade estaban en una de sus tantas peleas de amor. Quiero decir, terminaban una y empezaban con otra. Pero lo que era seguro es que no se terminaría su amor.

—Su orden está lista—dijo el camarero, depositando los platos de comida en la mesa que ocupaban Louis y Harry.

—Gracias—dijeron los dos al mismo tiempo.

Comieron la mitad del plato en silencio, disfrutando de la voz del cantante que se encontraba en el escenario. La otra mitad reían por los chistes del humorista.

—Entonces, le dije a mi esposa "eso no es la cena, más bien es la cara de mi suegra"—las carcajadas se escuchaban.

—Ahora, a pedido de la pareja de la mesa siete—señaló a una chica pelirroja y un chico rubio—haremos un baile lento. Así que agarren a su pareja, y ¡A bailar!—exclamó y todos se pararon.

Harry inmediatamente agarró la mano de Louis, y se pusieron a bailar.

—Te amo desde que te conocí, bebé—dijo.

—Te amo desde los catorce—sonrió.

—Supongo que yo desde los dieciocho. Pues, jamás te lo dije, pero en un momento llegué a confundirme y sentir cosas por tí—admitió sonrojado.

—¿Y nunca me lo dijiste?, ¡qué cruel!—exclamó riendo.

—Lo lamento, ya sabes cómo era mi padre—bajó la cabeza, intentando sonreír.

—Sí, lo sé—respondió besándolo.

(...)

Narra Harry:

Louis y yo salíamos del restaurante sonriendo, hasta que escuchamos unos gritos a lo lejos.

—¿Q-Qué es eso?—preguntó preocupado.

—N-No lo sé—respondí de la misma manera.

—¿Quieres ir a ver o...?—y se calló.

Sus ojos poco a poco comenzaban a perder su brillo, y su aliento se podía distinguir por la temperatura baja.

—¿Lou?—pregunté, pero sin obtener una respuesta.

Y cayó de rodillas.

—¡Louis!—grité desesperado.

MEJOR AMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora