Tres.

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Draco Malfoy.

A la mañana siguiente me desperté por el sol que pegaba en mi cara, estornude sonoramente y me senté, ¿qué hora era?ya no había ninguna chica en el cuarto así que me supuse que iba tarde,me levante rápido y me metí en el baño de las chicas y me puse mi uniforme, que había encontrado en una silla al lado de mi cama, una camisa blanca, una falda con plises gris, un jersey con la insignia de Gryffindor negro y la corbata escarlata con rayas color oro con la túnica arriba. Tome mi mochila y baje las escaleras, ahí estaban algunos chicos pero eran mayores que yo, me miraron cuando tosí, estaba enferma; salí por el agujero del retrato y camine - preguntándoles a algunos chicos- a la oficina de mi Abuela.
Toque y un «pase» se escuchó de adentro.
Pase y mi abuela estaba sentada en su escritorio leyendo algo, alzó la vista arriba de sus gafas de media luna y me miró.

- Aunque me alegra verte, querida. ¿Qué haces aquí? - cerré la puerta detrás de mí y me rasque la nariz.

- ¿Qué debería hacer ahora? ¿Que horas es? ¿Qué clase tengo?

- Deberias estar desayunando, son las ocho y si no me equivoco tienes la mañana fuera.

Gruñí y estornude, me había levantado para nada. La abuela busco algo en su gaveta y me entregó un pedazo de pergamino con mi nombre y los horarios de clases. Genial, tenía una clase con los de Slytherin.

- Abuela, quiero comentarte algo..

- Dime, Madeleine. Pero rápido que debo ir a dar clases.

- Ayer cuando toque a Harry - la abuela me interrumpió.

- ¿Potter?

- si. - rodé los ojos. - la cosa es que, cuando lo toque en mi mente se posaron cosas... Imágenes, borrosas.

- Estabas cansada, apuesto que es solo eso. - se levantó y me empujó a la puerta. - Hazte amiga de la Señorita Granger, ella es una excelente alumna.

Después de visitar a mi abuela, fui por los pasillos y llegue al gran comedor, no habían muchas personas ahí pero pude ver a Ron, Harry y Hermione comiendo. Me senté en la mesa de Gryffindor alejada de los demás y pronto un grito me llamo.

- ¡Leila ven a sentarte con nosotros! - Hermione me llamo con una sonrisa. Me senté con ellos, al lado de Ron que comía como puerco.

- Buebos bias. - me dijo con la boca llena de gachas de avena.

- ¿Ya tienes tu horario? - me preguntó Harry. Asentí y se lo pase.

- ¡Estas con nosotros en casi todo! - susurro Hermione emocionada mientras yo tomaba mi jugo de calabaza. - Elegiste Adivinación.

- Si, me agrada.

- No tanto como a mí. - suspiro Harry pero igual pude notar el sarcasmo en su voz. - y tenemos hoy dos horas. Genial.

La conversación cesó por un montón de aleteos entrando al gran comedor, el correo matutino había llegado, la lechuza de mi mama, Arnie; se posó frente de mí con una carta atada en la pata, al parecer fui la única de los cuatros en recibir algo, desenrolle la carta y la abrí, la caligrafía delicada de mama se hizo notar. Sonreí.

Mi querida pesadilla,
Aún no tienes mucho tiempo allí y ya te echo de menos, tú abuela me dijo que habías entrado a Gryffindor, ¡Felicidades, cariño! Tu padre esta muy orgulloso de ti. -y si hable con el- te manda muchos recuerdos y que te portes bien.
También quería comentarte acerca del chico de ayer, el de ojos verdes, ¡Era Harry Potter! El de los cuentos de papá. ¿Raro? Sip. Te quiero mucho, terremoto. No te metas en problemas, por favor, confío en que le tienes el miedo suficiente a tu Abuela para comportarte.
McAllen.

La Nieta de McGonagall. HP&Tú.Where stories live. Discover now