Siete.

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                           El Beso.

Draco y yo nos separamos del abrazo, lo mire a los ojos y sonreí.

- Tu no eres malo después de todo.

- Supongo que no pero debemos mantener esto en secreto yo no..

- Ay vete al diablo, Malfoy.

Lo mire con mala cara y me fui de allí dejándolo con cara estupefacta.

El único problema que había con Draco era que es un títere de su papá, él era oscuro por fuera pero nada me garantizaba que era blando; en lo que va de mañana no había visto a Harry o a Ron ¿dónde se habrán metido?
Hacía frío, estaba parada en un ventanal viendo hacia el bosque, podía ver la cabaña de madera pequeña casi entrando en el bosque prohibido de Hagrid, todo era verde y fresco, el sol no había salido, el reloj repico y noté que eran las once, camine rápido por todos los pasillos, ¿a qué hora me había dicho la abuela que era mi castigo?

Bufé, no me había dicho la hora, llegue cansada y jadeando al aula de pociones, los mechones rojizos se me salían del moño, toque la puerta y al minuto se abrió apareciendo la malhumorada cara del profesor Snape, con su cabello grasiento y negro, hizo una mueca con la cara de desagrado.

- Ah, ¿te dignaste en venir? Diez minutos tarde, diez puntos menos Gryffindor.

- Yo.. Yo no sabía a que hora tenía que venir, Señor.

- Bien, eso igual no te excusa, pasa ya. Hoy acomodaras los archivos en orden alfabético.

Y dicho esto se voltio y caminó por él aula, hacia el escritorio donde habían pilas y pilas de pergaminos amontonados, camine detrás de él y me pose al frente.

- Estos son los primeros, en orden alfabético tendrán que ser de la A a la K o hasta donde puedas antes del almuerzo, pero te quiero aquí el próximo sábado para terminar con la tarea, solo son los nombres ¿entiendes?

- Como diga, Señor.

Snape se fue de ahí dejándome sola, empecé con los pergaminos, Amy McHamon, Amaruis Norton, y así seguí, acumulando los pergaminos en una pila por cada letra, iba por la letra I;  Isabelle Lindsay, Ingrid Williams.. James Potter, me fijé mejor en lo que contenía el pergamino, era la ficha de castigo.. Habían echo volar dos inodoros del baño del piso tres, junto al Señor Sirius Black; habían más de esos aquí, merodeando en la noche, cabello verde en un chico, desastre en las cocinas.. a la final reuní como diez pergaminos del mismo año y de la misma persona: James Potter y su compañero Sirius Black.

Cuando termine - que fue cuando el reloj marco las doce - me fui de ahí sin esperar el permiso del profesor de pociones. Cuando llegue al Gran Comedor estaba un poco vacío, en la mesa de Gryffindor vi a mis amigos Ron, Harry y Hermione - esta última regañando a Harry o eso parecía- me acerqué con una sonrisa y me senté al lado de Ron, quien comía de prisa.

- ¡Le dijiste una mentira, Harry! - prosiguió Hermione mirando con una mueca a Harry ignorando mi presencia.

- Abí vabos be buevo.. - dijo Ron con la boca llena.

- No le mentí, solo.. Disfrace la verdad. El ahora vendrá, está siendo buscado ¡Y vendrá solo porque le dije que me dolía la cicatriz! - Respondió Harry.

- ¿Te duele la cicatriz? ¿De qué hablan? - me interese más en la conversación y hasta ese entonces los chicos no se habían fijado que estaba ahí. La cicatriz de Harry era legendaria, intentaba no mirarlo mucho porque se podría sentir como un animal siendo exhibido en un zoo.

La Nieta de McGonagall. HP&Tú.Where stories live. Discover now