Desafío

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La música algo estruendosa se escuchaba desde afuera dándole ese atractivo de lugar de moda al elegante edificio de estructura moderna. Era una maravilla que el club estuviera en las afueras de la ciudad, en una zona bastante segura y con constante vigilancia policíaca, obviamente el dueño era alguien "influyente" que podía permitirse mover a la policía para dar sus rondas continuamente.

Eran pasadas las doce de la noche cuando Gael llegó al lugar, un hombre con un antifaz blanco le indicó el lugar para estacionarse.

Gael estaba emocionado pero su rostro envuelto en un adorable rubor no dejaba dudas de que también moría de vergüenza.

Al ser un chico nuevo en esa ciudad no tenía amigos o conocidos en ella. Gael realmente no se cerraba a tratar con gente nueva, tampoco a vivir nuevas experiencias.

Su apariencia delicada y casi femenina siempre provocaba que lo subestimen como alguien suave, pero Gael era de carácter competitivo, abierto de mente para probar cosas nuevas e imponerse cuando era necesario, En su área de trabajo su personalidad acuciante se manifestaba, pues solía ser apasionado y muy dominante, asombrando a quienes tenían trato con él por causa de la idea preconcebida que se formaban.

Gael era amistoso, se podía llevar bien con las personas y su círculo social lo estimaba.

Por eso cuando uno de sus amigos que había hecho una maestría en la facultad de la cuidad donde Gael se mudaría, no dudo en facilitarle información que le serviría para desenvolverse en su nuevo lugar de residencia, indicándole restaurantes, museos, teatros, cines, plazas comerciales y hasta un exótico club el cual su amigo había visitado junto con su novia.

—Es un club un tanto diferente, pero tú eres muy abierto para probarlo, no te diré de que va el lugar, solo sé que tú encajarás perfecto ahí, — le había informado su amigo, así que, con esa advertencia y ese voto de confianza, su amigo le susurró alegre: —pásala bien.

"Secretos Dominantes"

Ya con el nombre del club escrito en una elegante letra cursiva, Gael creía darse una idea del tipo de lugar que era aquel enigmático lugar.

A sus veinticuatro años ese muchacho de ojos color miel, cabello rubio largo y delgado cuerpo había recorrido clubes tanto públicos como secretos y privados, aprendiendo en ellos cosas asombrosas sobre la especie humana y sus parafilias y perversiones.

Gael había llegado a la ciudad hacía casi tres semanas por invitación de su distante padre con quien había tenido breve contacto en toda su joven vida y por lo que sabía Gael, era dueño de una compañía publicitaria. Tuvo que hacer las maletas y tramitar su transferencia universitaria para su nuevo hogar.

Gael no era rencoroso y admitía que se debían al menos una oportunidad para conocerse y probar la posibilidad de entablar una relación.

Marlene, su madre había muerto dos años atrás, dejando a su único hijo una cantidad bastante solvente para abrirse camino por el mismo.

Gael era un tipo pragmático y organizado que gastaba lo necesario y nada más.

Ahora que se mudaba a otra ciudad, el lujoso departamento en donde habían vivido el y su madre había sido rentado, eso le daría algo de dinero extra el cual nunca venía mal.

El chico vendió su automóvil y con muchos planes al hombro se marchó donde su padre, un hombre mucho mayor que su madre el cual ahora necesitaba urgentemente de un heredero pues el último infarto casi lo borra del planeta.

Su padre recién "recordó" que su hijo podría hacerse cargo de la empresa, junto con su socio, al cual Gael no conocía.

Gael había aprendido muchas cosas útiles para ser un humano funcional, su madre fue una mujer que lo amó mucho, pero nunca lo mimó, desde muy pequeño le enseñó a ganarse las cosas.

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