Gael llegaba al aeropuerto con una maleta de tamaño grande y una bolsa de mano que contenía su computadora portátil, pasando por el cinto de seguridad entró hasta la sala de espera, viendo algunas cuantas personas se sentó a leer mientras anunciaban su vuelo.
Durante dos días su mente había estado en otra parte, mostrándose completamente distraído, en ningún momento se encontró con Cristóbal, eso le dio un respiro el cual agradeció grandemente. Gael estaba completamente seguro de que Cristóbal no lo reconocía, no tenía motivos para hacerlo, su salida abrupta del cuarto de juegos había sido por que seguramente para el "maestro", algún código se habría roto y el joven Gael casi podía estar seguro de que su tiempo juntos en el club, estaba llegado a su fin.
Ahora deseaba con todo su ser que Cristóbal no llegase al aeropuerto.
—Buenos días...
La imagen sonriente de Cristóbal se apareció frente a él.
—Buenos días, secamente Gael respondió sin siquiera levantar la mirada, mientras escuchaba a Cristóbal manipular la maleta de mano.
Cristóbal ignorando el desplante se sentó estirando las piernas despreocupadamente junto a Gael.
—Espero sea un viaje agradable, sonrió mientras se acomodaba en la silla.
—Claro, Gael trataba de evitar a toda costa tener más contacto con su acompañante, mientras su tenso cuerpo se negaba a relajarse, aunque su mente supiera que Cristóbal era completamente ajeno a lo que sucedía dentro de la cabecita de Gael.
— ¿Qué sucede engendro?...
Cristóbal miraba de soslayo al muchacho que tenía un rostro molesto y su lenguaje corporal delataba una tensión enervantemente incomoda.
—Bueno, digamos que sigo inconforme con este absurdo plan de mi papá. Y por cierto no me llames engendro, Gael realmente no sabía qué hacer ante este hombre que de unas semanas para acá ya ocupaba sus pensamientos.
Una carcajada irrumpió el silencio de aquel lugar haciendo que los demás pasajeros volteen a verlos con curiosidad.
A Gael le empezaba a gustar escuchar esa ronca y varonil carcajada.
Pero la figura que el ya tenía en mente, junto con la imagen que él veía a diario en la oficina parecían no ser congruentes, era como tratar a dos personas diferentes e iguales y Gael odiaba sentirse tan confundido.
—El llamarte engendro es una forma cariñosa, pero si te incomoda te puedo llamar mi vida, le dijo Cristóbal al oído de Gael.
Los dedos de Cristóbal jugaban con un suave mechón de cabellos rubios.
Una centelleante mirada, junto con un par de arreboladas mejillas fue toda la imagen que necesito Cristóbal para sentirse invencible.
— ¡Ah, vaya!... ¿quieres decir que ahora quieres limpiar culo de bebé? La mirada maliciosa de Gael se posó en los penetrantes ojos azules de Cristóbal, quien no se desanimó ante el comentario.
—Prefiero limpiar sólo tu culo de bebé después de que de él salga mi semen.
Gael no podía más con ese hombre que ahora parecía decidido a hostigarlo como niño de primaria cuando molesta a la niña que le gusta; así que decidió ignorarlo y continuar leyendo.
Durante el vuelo su suerte no fue mejor.
La intensa mirada de Cristóbal le seguía en el más mínimo movimiento que el muchacho hiciera ya que para esas alturas Cristóbal había aceptado ya, que Gael le gustaba.
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Perverso
Kısa HikayePrimer libro BDSM. Cuando el curioso Gael acepta mudarse a la ciudad en donde vive su padre creyó que era un lugar sin sorpresas, todo su concepto cambia cuando asiste a un club privado, nunca se imaginó que se puede ser tan retorcido y perverso, ll...