En una metrópolis donde la felicidad se destaca por su ausencia esta él, el muchacho de sonrisa absurda, quien no teme mostrarle a las ovejas sus amarillentos dientes, teñidos por ser la chimenea de sus adicciones.
Los soles de su boca, retorcidos como su memoria, brillan con la pérdida de la sensibilidad, tantas hojas metálicas, filosas y oxidadas lo han penetrado que ya no logra sentir como las actuales se adhieren a su piel, negándose a dejarlo ir. Claro, sus sentidos ya estaban "cómodamente adormecidos" como decía la canción con la que besó a su pequeño juego, por aquéllas sustancias que lo devolvían a la vida, que dibujaban la absurda sonrisa en su rostro.
A esta altura del sinsentido solo le quedaba una duda... "¿Estoy muerto en un mundo de vivos? ¿O acaso todo solo ha sido una calecita, que gira y gira hasta hacernos vomitar en nuestros propios lechos por el olor de las putrefactas flores...?" Pero entonces la pregunta cambia, porque sabiendo la verdad..."¿Estoy vivo en un mundo de muertos...? ¿O acaso solo soy más listo que los que se mienten con falsa fe?" Porque después de la vida (o de la mismísima muerte...) Sólo estaba él, con los amarillentos leños de su chimenea, polvorizados por darle tantas emociones en las noches oscuras que llenaron su muerte de vida y de sonrisas absurdas....
Estoy planeando subir algunos escritos como este, son bastante personales por lo que no esperen que todo tenga cordura.
Ya sé que no es el formato clásico de la poesía pero tenía muchas cosas para decir y en una poesía común no entraba.
Espero que comprendan, saludos❤
