Van der Meyde: una historia de sexo, drogas y alcohol
Por JORDI BLANCO el 16 enero, 2013
Paul Gascoigne. Cuando se escucha o lee su nombre, el alcohol y los excesos acuden al primer plano. Se habla de él como un maravilloso futbolista que echó a perder su carrera ahogado en alcohol y existen multitud de capítulos que lo corroboran. Surgido de la cantera del Newcastle y en puertas de la eternidad cuando con apenas 21 años era la estrella del Tottenham, su carrera acabó en la basura. Es, probablemente, el personaje que mejor personaliza el descenso a los infiernos en el moderno mundo del fútbol profesional. Pero no el único. En los Países Bajos tienen al suyo. Se llama Van der Meyde.
“Tenía mucho talento. Era muy rápido y muy técnico y podía romper cualquier partido desde la derecha o la izquierda, porque cambiaba de lado sin problemas. Lo tenía todo. Fue una lástima…”. Quien lo dice no es un cualquiera, sino Michael Reiziger, 72 partidos con la selección neerlandesa y que coincidió con él en el equipo oranje, cuando el protagonista, Andy Van der Meyde, estaba llamado a convertirse en una estrella y el ex lateral del Barcelona encaraba la recta final de su carrera.
La historia de Van der Meyde, sin embargo, se escribe a partir del fracaso, el alcohol, las drogas y la espiral de locura en la que se despeñó sin que nadie pudiera, supiera, o quisiera sacarle. Retirado de la élite en el 2010 a los 31 años, cuando el PSV se dio cuenta que era inútil darle una última oportunidad, el pasado otoño decidió dar a conocer su verdad, una especie de Julio Alberto a la neerlandesa. Y en esa autobiografía que sacudió a su país, aquel chaval que prometía tanto, de quien se decía iba a mejorar a Overmars y que incluso recordaba al legendario Johnny Rep, se descubrió la razón por la que transformó una carrera meteórica en un fiasco.
“Tenía dinero, podía comprar lo que quisiera y estar con las chicas que me apeteciera. Hacía lo que quería en cualquier momento, desde que empecé a jugar en el primer equipo del Ajax. Y ahora lo pienso: cómo pude echar a perder mi carrera…”, se lamentó en una entrevista a la cadena BBC en la que lo resumió todo en una simple frase: “Un futbolista puede hacer lo que quiera, tiene dinero y se siente Dios”. Así se sintió desde el momento en el que el Ajax lo pasó al primer equipo con 18 años y más aún cuando regresó tras una temporada cedido en el Twente. A partir del momento en que se ganó la confianza de Ronald Koeman en el once ajaccied, su vida personal degeneró y se convirtió en un calvario.
Desperdigada la última gran generación del club, la que conquistó el mundo en 1995 y dominó el fútbol holandés hasta 1998, en Ámsterdam existía confianza ciega en la siguiente. En ese Ajax coincidieron Sneijder, Van der Vaart, Chivu, Mido, De Jong, Pienaar, Maxwell o Ibrahimovic junto a Van der Meyde. Y fue en aquella época en la que, paralelamente a ganar el doblete en 2002, comenzaron los vicios para un joven de apenas 22 años. “Competíamos en carreras nocturnas por el anillo de la A10 de Ámsterdam. Zlatan tenía un Mercedes SL y Mido alternaba un Ferrari y un BMW Z8”, explica en el libro el protagonista, quien admite que otro de sus compañeros, el checo Galasek, hizo que se aficionara al tabaco.
Pero eran pecados de juventud que en el club se conocían y en cierta manera se disculpaban y ocultaban. Al año siguiente, el desquiciado Inter de Massimo Moratti, el club que tiraba el dinero en busca de una gloria que nunca conquistaba y que aún lloraba la marcha de Ronaldo al Real Madrid, pagó al Ajax 12 millones de euros por su fichaje. Y en la capital de Lombardía las tonterías de Ámsterdam degeneraron en un auténtico festival. Zaccheroni nunca confió en él y su sucesor, Roberto Mancini, queriéndole recuperar, acabó rindiéndose a la evidencia. En cuanto llegó la oferta del Everton, ni el Inter ni el jugador se lo pensaron dos vece
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mi historia sexo drogas y alcohol
FanficLa historia se trata de un jugador que se pierde en las drogas sabiendo que era una estrella de las grandes y su vida cambia drásticamente.