JungKook: Jin, debes calmarte un poco. — ¡Mi camioneta! ¡Jungkook, era mi amada camioneta! — Tienes la Toyota y la Lobo, camionetas que nunca usas — le reprochó el menor con las manos en las caderas.
Desde que Hoseok y Taehyung se habían ido del bar, hasta que ellos llegaron a la casa donde vivía Jin con Namjoon, su primo, el mayor había estado quejándose sin parar sobre su hermosa camioneta Lincoln que terminó perdiendo en un juego de póker contra Taehyung. Jin no le reprochaba nada a Jungkook por haber perdido la camioneta. Rara vez y el mayor le reclamaba por algo al menor.
El menor sonrió al ver el puchero en los labios llenos de Jin, su chico, su idiota que había conocido como un playboy al que había deseado arrancarle el cabello desde el primer momento que lo había conocido. Todo era tan diferente a antes. Dejó el vaso que traía en sus manos y se encaramó sobre las piernas de Jin. El mayor suspiró en resignación por su amada camioneta y se aferró a la cintura de Jungkook.
Que mejor regalo que volver a tener al menor con él, en su casa, a su lado siempre. Como debió ser. Agarró la nuca del menor y reclamó sus labios en un beso posesivo, fuerte y duro, sin dejar de ser delicado con los dulces labios de Jungkook. Metió sus manos entre la camisa del chico para sentir su piel nívea entre sus manos. Jungkook ladeó su cabeza y profundizó el beso, segundos después del contacto. Era él o el ambiente se estaba poniendo cada vez más caluroso. Sonrió al sentir las manos de Jin acariciar toda la piel de su espalda y se inclinó hasta chocar ambos pechos. La puerta del frente se abrió sin previo aviso.
Ambos se separaron con las respiraciones agitadas y con una ligera capa de sudor cubriendo sus frentes. Jungkook giró medio cuerpo, sin salir del regazo de Jin, y observó como Namjoon entraba a paso lento y despreocupado por lo que acababa de interrumpir. Al contrario, pasó lentamente por el living, moviendo un par de bolsas que a leguas se notaba que decían "Nivada". Jungkook se contuvo a bufar como un niño de seis años. Namjoon nuevamente se había comprado unos lentes nuevos. ¿Cuál era la obsesión por los lentes oscuros? Jungkook los usaba, pero no era todos los días y mucho menos por que le gustara, simplemente había días en que si necesitaba usarlos. Jin no tomó las cosas con calma. Apretó la cintura de Jungkook y le regaló a su primo una mirada asesina.
Primo JIN: Oh, no se preocupen, chicos, yo sólo vengo por unos papeles para el bar. El mayor de los tres bufó.
Jin: Algún día cambiare la cerradura de mi casa y lo dejaré afuera — Jungkook rió en voz alta antes de dar un beso casto en los labios de Jin. — No eres tan malo con él, Jin. — Repito, algún día lo haré. No hoy. No mañana. Quizás en un par de años. Jungkook rió al ver la expresión en el rostro de Jin. El mayor lo imitó antes de tomar sus muslos y levantarse con él, para dirigirse a la habitación.
