A la mañana siguiente, Jungkook se despertó antes que Jin. Se dio la libertad de admirar al chico desnudo que yacía dormido a un lado de él. Eran pocas las ocasiones donde Jungkook podía despertar antes que Jin y admirarlo por un buen tiempo. Así que no desperdició ningún segundo valioso. Luego de quince minutos observando al mayor, decidió que era hora de levantarse y hacer el desayuno para ambos. Namjoon no estaba en casa ese día, nunca estaba por las noches y gran parte de las mañanas. Ser el dueño del bar no era cosa fácil como pensaban al principio. Encerrado en una oficina con un mundo de papeles, contratar guardias, meseras, pagos quincenales, seguros, licores, copas que se rompían con poca frecuencia, juegos de póker y viajes de vacaciones a Busan, Namsan, o cualquier parte de América, o salidas de días con sus amigos. Así se resumía la vida de Namjoon ahora. Al bajar las escaleras una ligera punzada de dolor atravesó el trasero de Jungkook. Frunció su entrecejo y murmuró una serie de ofensas contra Jin. Bajar cada escalón, eran cinco ofensas contra el mayor. Agarrado del barandal, se quedó parado en el último escalón, puso su mano sobre la parte de su trasero y se agachó ligeramente. Volvió a encaminarse a la cocina a un paso más lento. Al cruzar por el living a un paso más lento que el de un anciano de ochenta años, Jungkook gruñó. Gritó al sentir que sus pies se separaban del suelo y unos brazos lo cargaban al estilo princesa. Escuchó la risa de Jin y se aferró a sus hombros.
Jin: Hay algo que no te pregunté ayer, ángel — le dijo el mayor al tenerlo sobre el sillón y acorralado por sus brazos. Jungkook lo miró atentamente y dejó sus brazos sobre su estómago.
JungKook: ¿Qué quieres decirme? — Jin mordió su labio en un gesto nervioso. — Vuelve conmigo, ángel... — JungKook abrió sus ojos con sorpresa. Jin era directo, pero esta vez parecía llegar a estar impaciente por una respuesta. Claro, si ya le había rechazado, ese día, bajo la lluvia, cuando le había pedido el beso en el parque. Seguramente esperaba nuevamente un no.
JungKook: ¿Igual que antes? — Jin asintió con una ligera sonrisa. — Sí. Donde tú y yo no peleamos por los problemas de Hoseok y Taehyung. Volvamos atrás, cuando sólo éramos tú y yo. Jungkook sonrió radiante. Abrazó el cuello de Jin y acercó su boca a la suya. Lo besó con fuerza y poca delicadeza. Estaba feliz. — Sí, Jin — respondió al separarse de los labios del mayor. Su ahora novio, otra vez.
Jin: ¿Volveremos atrás? — Jungkook asintió. Jin rió y levantó a Jungkook con una fuerza que el menor desconocía. Lo apretó contra su pecho y giró con él. Daba igual, siempre era un cursi sin remedio cuando estaba con Jungkook. — Ya estamos volviendo atrás, ángel. Eres sólo mío. — Todo tuyo. Ambos sonrieron. Se miraron por unos segundos antes de acercar sus bocas y besarse con amor y fuerza. Sellando la promesa y una nueva página en su historia. Ambos olvidando que no estaban en su habitación. Ignoraron cuando Namjoon entró a la casa. Nada de eso les importó. Ellos estaban volviendo atrás. Donde sólo eran Jin y Jungkook.
