Capítulo 1.

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Capítulo 1.

Cuando Louis volvió a mirar al columpio, su hermana pequeña había desaparecido.
El chico dirigió la vista por todo el parque, pero Doris no estaba. Ni en los toboganes, ni tampoco en los balancines, ni en los bancos... Tampoco detrás de ningún árbol, papelera o grupo de niños. A Louis le temblaron las piernas. Sólo se había entretenido con el maldito juego del teléfono móvil durante un minuto. Dos como mucho.

—¡Doriiiiis...!— grito hasta dejarse la garganta.
Era la primera vez que le habían dejado a cargo de su hermana. Él mismo se había ofrecido a bajarla un rato al parque. Y no lo hizo porque le apeteciera perder parte de la tarde con la mocosa. Lo había hecho para demostrar a sus padres que ya no era un simple adolescente. Con 18 años podía cuidar de su hermana... y, por lo tanto, también empezar a salir  con sus amigos por la ciudad. (Mis padres son sobre protectores a lo grande). Eso había pretendido demostrar.
Pero ahora...

—¿Ha visto usted a una niña de dos años? Es pelirroja y lleva un conjunto a rayas rosas y blancas— pregunto a cada uno de los adultos que había por los alrededores.

Algunos la habían visto columpiarse, pero nadie supo cómo ni cuándo se había marchado de allí.
Tampoco los niños le dieron ninguna información útil.

A pesar de aquella tarde de enero era heladora, las  gotas de sudor le caían por el cuello y por la frente. Le costaba respirar. Bloqueaba para tomar el contaminado aire de la ciudad.

Buscaba por todos los rincones del parque, del barrio entero. No hubo calle que no registrará. Derrotado, subió a su casa. La mano le temblaba cuando intentaba meter la llave en la cerradura. Tardó en conseguirlo. Johannah y Dan, sus padres, charlaban sobre la conveniencia de cambiar de casa. Dan quería marcharse de la ciudad porque la encontraba insegura. Johannah prefería continuar en ella. Al ver a Louis sin su hermana y con la cara descompuesta, ambos se quedaron pálidos.

—¿Y Doris?—preguntó Johannah, con un nudo en la garganta.

Entre llantos, el chico explicó que se había distraído un poco mientras su hermana se columpiaba y que entonces... No hubo tiempo para reproches. Sólo para avisar a la policía y echarse a la calle. Con gritos de angustia llamaban a Doris. Unos cuantos vecinos se sumaron a la búsqueda.
     No hubo suerte.

Varios coches de policía peinaron el barrio. Ya por la noche, un subinspector altísimo, con una cicatriz en zigzag sobre la frente, les pidió que esperarán en casa. La policía haría su trabajo. También les advirtió que seguramente se trataría de un secuestro. Últimamente eran demasiado frecuentes. De hecho, durante ese mes de enero, ya llevaban más de una docena de casos similares en la ciudad. Y como Johannah y Dan eran informáticos de prestigio y disponían de dinero... Lo normal sería que recibiesen una llamada telefónica solicitando una cantidad para liberar a Doris. El propio subinspector, que ya había pinchado sus teléfonos , les diría como actuar.

—No se preocupen. Los secuestradores no harán daño a Doris. Sólo quieren dinero. Se lo aseguro.

Johannah y Dan se sentaron en el sofá del salón, sin retirar la vista de los teléfonos. Obligaron a Pablo a meterse en la cama. Este sabía que no podría dormir. Ni siquiera cerrar los ojos. Se levantaba constantemente para mirar por la ventana de su habitación. Doris se encontraría en algún lugar de aquella inhumana ciudad.

—¿Donde estas hermanita?— preguntaba con la frente pegada al cristal y los ojos llenos de lágrimas.

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Buenooooo! Primer capitulo! Espero que les guste y voten y comenten!!!
-Lau♥

·Bajo Control· L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora