Capitulo 2.

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Capítulo 2.

Pasaban pocos minutos de las doce de la noche, cuando sonó el timbre de la puerta. Johannah y Dan saltaron del sofá para abrir.

—¡Doris!—gritaron al ver a su hija.

La niña mostraba un aspecto estupendo, aunque bostezaba de cansancio. No parecía ni haber llorado. Una mujer embarazada la tenía cogida de la mano. Los padres cubrieron  de besos a Doris. Louis salió de su habitación al oír el alboroto. Se lanzó a abrazar a su hermana.

Dan hablaba en susurros con la embarazada. Louis sólo oyó que su padre le daba las gracias y que ella le advertía de que la ciudad era demasiado insegura para que una niña pequeña anduviera sola.

El chico no se enteró de cómo ni dónde la había encontrado. Tampoco recibió explicaciones cuando la embarazada se marchó.
     Dan se limitó a decir:

—Lo importante es que todo ha acabado bien. Telefonearé al subinspector para avisarle.

A Louis le habría gustado saber si su padre había pagado algun rescate. Pero no se atrevió a preguntárselo. Seguramente se habría enfadado más con él. Tras hacer la llamada, Dan pidió a su hijo que se metiera en la cama. Louis di un último beso a Doris y obedeció.

Poco a poco, el sueño terminó por vencer a Louis. Una pesadilla lo acompañó toda la noche.
Una pelirroja de unos 17 años lo perseguía por la ciudad. Aunque tenía un rostro casi angelical, Louis adivinaba en sus enormes ojos una malvada intención. Las pecas de sus mejillas chispeaban en la oscuridad. La melena, que varias horquillas recogían, se asemejaba a una serpiente. Louis se escondió debajo de una furgoneta y ella lo localizó. Luego se ocultó dentro de un portal y ella dio con él. Y lo mismo pasó cuando busco refugio en un centro comercial, en un hospital y en un cine. Sí. Ella siempre terminaba encontrándolo. Al final, la pelirroja lo descubrió en el mismo parque donde Doria se perdió. Lograba empujarlo por una especie de tobogán que desembocaba en un precipicio sin fin. Ella se arrojaba detrás de él, mientras le pedía perdón.

El despertador lo salvo de una caída eterna. Se levantó sin pereza. Era un día para estar contentísiomo. Doris dormía tan tranquila en la cama de sus padres. Dan preparaba chocolate caliente y Johannah, un montón de tortitas con nata. Todos estaban felices de tener de nuevo a Doria en casa. No hubo ningún reproche a Louis.

—Hoy no voy a trabajar—dijo Johannah cuando se sentaron a desayunar—. Me quedaré jugando con Doris todo el día.

—Y yo también—añadio su marido, tras saborear su chocolate—. Llamaré ahora mismo a la oficina para avisar de que no cuenten conmigo.

A Louis le habría gustado olvidarse del Instituto durante todo el día, pero tenía examen de evaluación de física y química. No le convenía faltar. Tampoco sus padres la hubiesen permitido quedarse en casa. De hecho, ya habían encargado a la asistenta que llevará y trajera del Instituto, a pesar de que Louis últimamente iba y venía sólo.

Por lo menos Louis se marchó convencido de que había quedado zanjado lo de Doris. Con estos ánimos, hizo un buen examen y tuvo éxito en todo cuando los profesores pidieron. En educación física quedó el segundo en la prueba de cien metros lisos. En inglés apenas se equivocó en los ejercicios. Tampoco en matemáticas. Por si fuera poco, se lo pasó genial con sus amigos. Incluso Zayn, quien siempre dijo ser su enemigo, estuvo simpático con él. Hasta el arroz con verduras que pusieron en la cafetería supo bien. Fue, en definitiva, un día perfecto de Instituto.
      Sin embargo, al regresar a casa por la tarde...
Oyó que sus padres hablaban, al tiempo que la asistenta metía la llave en la cerradura para entrar. La trabajadora se metió con urgencia en la cocina para sacar del horno un pollo que había dejado antes de ir a buscar a Louis. El chico pasó al recibidor. Desde ahí oyó la conversación que sus padres mantenían en el salón.

—¿Acepramos o no?—pregunto Dan en voz alta.
—Creo que no podemos perder la oportunidad que nos ofrecen—reconoció ella—. Es un lugar ideal: naturaleza sin contaminar con lagos y bosques, una casa preciosa con jardín y piscina, amplias avenidas llenas de flores, un microclima perfecto, un instituto estupendo, vecinos científicos y, lo que es más importante, sin ningún peligro.
—Comparalo con esta ciudad, este país... No hay control sobre nada. Estoy harto.
—Por otra parte, también creo que no podemos alfombrar todo el mundo para nuestros hijos pisen blandito. Jamás conseguiremos evitar que existan peligros. Lo mejor sería enseñarles a calzarse unas buenas zapatillas para que caminen por encima de los problemas, pero...
—Pero lo que ha pasado con Doris nos enseña que debemos controlar el rumbo de nuestras vidas. Pensemos en nuestros hijos.
—Si, en eso tienes razón... Ha sido tan terrible... Bueno, pues aceptamos más oferta.

Louis carraspeo antes de entrar al salón. Los padres se intercambiaron una mirada de complicidad. Tras responder al saludo de su hijo, Dan le pidió que se sentara en el sofá junto a él. Entonces le palmeó la pierna y le soltó:

—La prosima semana abandonamos la ciudad. Es demasiado insegura. Tu madre y yo vamos a aceptar un trabajo en Natura Olimpia, el mejor lugar del mundo. El jefe se llama Acteón, creo esa especie de urbanización gigante después de vender su empresa de telecomunicaciones. Ya nos habían ofrecido unas cuantas veces, pero esta mañana hemos vuelto a estudiar la documentación de Natura Olimpia, hemos llamado y... nos lo han vuelto a ofrecer. Si queremos, nos espera el próximo lunes.

Louis miro a su madre que, de pie, sostenía a Doris en brazos, Johannah asintió con la cabeza.

—¿Y mis clases? Estoy a mitad de curso. Yo quiero seguir en mi instituto.

El padre bufó, como si hubiera oído la mayor tonteria:

—Donde vamos, recibirás una educación excelente. Natura Olimpia es una comunidad buenísima, ya te darás cuenta.
—¿Y los abuelos, los tíos, los primos...?
—Mañana nos despediremos de ellos, pero no te preocupes. Vendremos a verlos un montón de veces.
—Pero...
Paula puso  su voz más dulce para decir a Louis:
—Por favor, entiendelo.  Es por el bien de la familia.
—¿Y mis amigos?
De nuevo Johannah se adelantó a su marido:
—¡Bah! Allí harás nuevos amigos y, con seguridad, mejores. No te preocupes por eso.

La madre se marchó del salón con Doris. Una vez sólo frente a su padre, Louis encontró fuerzas para decir:

—Esto parece un castigo.... Papá, yo no tuve la culpa de lo que pasó a Doris. Lo sabes ¿verdad?
Dan no respondió. El hielo de su mirada hablo por él. Se mordió los labios. Tal vez para reprimir un reproche. Tras unos segundos de silencio, lanzó una cuchillada:
—Donde vamos no podrás perder a tu hermana.
Dan dudó si suavizar lo que acababa de decir. Louis se le adelantó:
—Por favor, Papá, no hace falta que nos vayamos... Si pagaste un rescate, ya no habrá peligro para nosotros, ¿no? Y yo te prometo que nunca más...
—Hijo, olvidate de eso. Ahora se trata de que haya un control que nos proteja. Además, es un lugar precioso. Te encantará.

Louis hundió la cabeza en sus manos. El mundo entero se tambaleaba bajo sus pies, sin control ninguno.

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Holaaa!!! Segundo capítulo! Espero que os guste mucho! Votar y comentar :))
Pd: no se si habréis notado la indirecta de Zayn JAJJAJAJA .
Adoro Zouis :')

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2016 ⏰

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·Bajo Control· L.TDonde viven las historias. Descúbrelo ahora