El pasado año noté por fin lo triste que se había vuelto mi vida, llegue a tal conclusión cuando en la cena de acción de gracias todos agradecían sus trabajos, familias, ingreso, viajes, momentos compartidos y demás. Yo decline la oferta de agradecer algo. Mi vida es la vida que nadie quiere, en ningún lado del mundo.
Mi vida es triste por que resumida es esto:
A mis veintidós años de edad, solo tengo un titulo de bachiller el cual conseguí a mis dieciocho años por reprobar un año. Decidí que la vida debía disfrutarla, y por ende puse en práctica el mejor plan que jamás se me ocurrió y me recomendó mí en ese entonces novio Leo. Un año sabático, creo que es lo único de lo que no me debo arrepentir, fue bueno ir de fiesta hasta altas horas de la noche, beber hasta no recordar mi nombre, salir con cada clase de chico y consumir tantas drogas estuviese a mi alcance.
Fui arrestada unas cinco veces, y solo una (la ultima) pase una semana entera, por decisión de mis padres, esa fue como una lección. "O dejas de hacer este tipo de cosas y dañar tu vida o te quedaras aquí hasta que pagues tu crimen". Que si lo escucha un tercero podría creer que asesine a alguien, y no fue así, solo es la quinta vez que me detienen por posesión de drogas y estar desnuda en la playa.Eso fue terminando ese año, prometí que en el mes próximo comenzaría a buscar una universidad y un trabajo para pagarla, por que gracias a mis indecencias (como llamaba mi mamá a los acontecimientos antes nombrados) el dinero ahorrado para mis estudios paro en la cárcel por tantas fianzas pagadas.
Ese enero después de mi último mes de vagar y meterme en líos, desperté en la casa de un tal Freddy con el cual estoy segura no solo compartí palabras. Recibí mi primer sermón del año y nuevamente la amenaza de mis padres, que no consentirían que teniendo diecinueve aun viviera mantenida por ellos.
Busqué trabajo en un cafetín no muy lejos y trabajé allí por unos dos meses, los cuales fui reprendida unas diez veces por no llevar el asqueroso uniforme o sentarme a conversar con los clientes mas buenos, pero la gota que colmo el vaso fue el acostarme con el hijo del dueño quien estaba comprometido. Por lo que las esperanzas de mis padres cayeron como la lluvia.
Luego de tres meses desempleada lo que nos ubica en el mes de Julio, decidí que acabaría limpiando casas, mis padres no estaban de acuerdo, por que a pesar de todo aun conservaban algo de esperanza de que surgiera algún milagro, que yo sentara cabeza y fuera alguien importante. Pero en cierto punto fueron los culpables de mi nueva decisión. Un día tras coger una rasca de los mil demonios en un bar que ni el nombre conozco, me obligaron a limpiar la casa desde la cerca que la rodeaba hasta el ultimo rincón del ático, por lo que empecé desde las nueve de la mañana y a eso de las doce aun seguía limpiando la escalera de tres escalones, para entrar a casa. Por burla había tomado mi disfraz de ama de llaves y me lo había colocado, mientras restregaba cada una de las cosas que debía, paso un auto de esos que siempre sueñas que te busquen, que el dueño es un viejo de unos cincuenta a cargo de alguna compañía o mejor aun el hijo heredero con aires de sobrado, pues bien, de ese auto de ensueño bajo un señor de traje, de esos que desde lejos huelen a plata y por supuesto miran con superioridad aunque no pasaba de los treinta y dele, el sin tocar la cerca que yo acaba de limpiar aclaro su garganta con la intención de que dejara mi comprometedora pose de perrito y notara su imponente presencia.
Resumiendo, me propuso trabajar en su casa, mucama me nombro y estiro su tarjeta para que le llamara al caer la tarde si me interesaba la paga que el me ofrecía. Por ello mi decisión de ser mucama, después de limpiar la casa lo mejor que pude y pagar mi castigo. Armé una maleta de las que acumulan polvo bajo mi cama y metí lo que creía indispensable para irme mudada con el señor Rodríguez.
Mis padres no muy convencidos de ello, pero de acuerdo en partes me dejaron ir y aunque no lo hicieran lo fuera hecho. Al final de cuentas, era mayor de edad.
Finalmente las cosas parecían arreglarse, la enorme casa costaba mantenerla, pero yo solo limpiaba cuando de verdad se necesitaba y no como requería la esposa del señor. Tenía un gran cuarto, y comía las tres veces al día con la chismosa cocinera quien debía tener una edad similar a la mía. La casa de dos plantas muy alejada de la mía, solo era habitada por los dueños (el señor y su esposa) -lastimosamente no tenían un hijo apuesto y heredero que quisiera compañía de su eficiente mucama -la cocinera y yo. Solo tres mujeres y un millonario hombre.El trabajo me iba bien, la paga era muy buena y comenzó a agradarme la idea de recibir ingresos de tal magnitud que me servirían para luego estudiar, cosa de la que ya a esa altura estaba segura.
Pero no todo es un cuento de hadas, o no del todo.
Habían momentos donde se veía al señor ignorar a su esposa y ella salir de casa con lágrimas en los ojos. La chismosa cocinera de quien hoy, no recuerdo nombre, me había comentado que el Sr, Rodríguez había perdido el interés por la que algún día fue su verdadero amor. (Solo repito las palabras que ella dijo) y que había intentado una jugada con ella, la cual rechazó y olvidó, estaba comprometida y con una hija pequeña. Cosa que en parte no me sorprendió, personalmente no creo en el felices para siempre.
Una noche después de un agotador día de trabajo había comentado el, recién llegó, me llamó a pasar a su despacho donde sin corbata y camisa arremangada tomaba un caro Ron, me hacia la propuesta mas indecente que esperaba. Ya decía yo el afán de contratar chicas jóvenes. Y para confirmar sus sospechas, me propuso ser su amante -en pocas palabras- y como una chica de veinte años, sin pareja, con una vida sexual inactiva por el mismo trabajo, acepté. Y así comenzó una nueva etapa, donde luego de los agotadores días de trabajo (casi todos) paraba en su despacho a atender sus necesidades. Pero eh allí la muestra de que lo bueno dura poco. Fuimos descubiertos por su esposa una noche de Diciembre antes de Navidad, por lo que me vi de patitas en la calle de nuevo, regresando a casa con las tablas en la cabeza y algo más...En Abril del siguiente año, mi única responsabilidad no era estudiar como había comenzado a hacer, ni conseguir un nuevo trabajo ¨decente¨. Resulto que de tantos encuentros con mi antiguo jefe surgió un embarazo, uno no muy bien visto por mis progenitores quienes sonreían al imaginar que ya no habrían mas interrupciones en mi futuro académico. Por lo que me vi obligada a volver en busca de Diego (mi ex jefe) en busca de su ¿Apoyo? ¿Solidaridad? ¿Responsabilidad? Lo que estuviera dispuesto a dar. No sabía como darle la noticia que sería padre de un niño (posiblemente), y resulto tal como pensé y no quería. Me tacho de mentirosa, trepadora, y arribista. Sin contar que su esposa, me cacheteó e insulto de maneras nada educada y mal vista para su clase. Por lo que me vi obligada a mal decirles hasta el último día de sus vidas y volver a casa a meditar mi nueva vida.
Deje de estudiar en el instituto donde aprendería mercadeo, para ocultar mi embarazo no deseado, del cual solo se alegraba mi mamá, por su ideal de que un bebe siempre es una bendición.Para luego enterarme de que tal bendición estaba creciendo con muchas complicaciones, por el deterioro de -quien rayos sabe que- por mi excesivo consumo de alcohol y drogas pasado.
Y tal bendición se fue como vino, inesperadamente. Dejándome en un estado catalogado como depresión, en el que acabe el año y comencé el siguiente.
Ese siguiente año cumpliría los veintiún años de edad. Nada más y nada menos que la edad que mi papá me había puesto como limite de posada en su casa. Por lo que en Junio (mi cumpleaños) ya debería de tener casa donde ir a parar y no era así. Finalmente mis padres discutieron de todas las maneras posibles y llegaron a la conclusión de, que así ellos me dieran la espalda y me echaran de casa no ayudaría en nada a mi depresión o a mi vida.
Por lo que volviendo a hoy veinticuatro de Diciembre, todos a mí alrededor agradecen el hecho de tener casa, familia y trabajo. Haber realizado viajes alrededor del mundo, y más cosas buenas y mejores.
Mis padres, agradecen el tener paciencia, el amor incondicional, valor, y todo lo que necesitan para sobrellevar que su única hija es un completo desastre.
Y es hoy donde decidí, ser egoísta y mal agradecida, donde por fin tome la mejor decisión de mi vida.Terminada la cena, las gracias, y el brindis de mis padres y sus amigos cercanos. Quienes saben a detalle mi vida. Me despido de ellos con besos y abrazos (mas efusivos para mis padres) muy pocos comunes de mi parte.
Regreso a mi habitación, la cual ha tenido tanta decoración como ha pasado por mi cabeza, tantas lágrimas como han brotado mis ojos, tantos recuerdos contenidos y es hora de acabar con ellos.
Subo a la silla de escritorio que muy poco usé, y tomo la soga que preparé justo para este día. Quito mis tacones rojo en un lado y paso la soga por mi cabeza situándose en mi cuello. Justo faltando dos segundos para las doce y lista para mi cometido, cuando la alarma marca las doce. Me elevo lo mas que mis pies me permiten y mi cuerpo es elevado por el cuello. Produciendo la muerte en su justo tiempo.
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Noche De Acción De Gracias
General FictionRelato Corto. La vida es una caja de sorpresas. Es dura y trae sus complicaciones No todos corren con la misma suerte. Cada quien decide en que palo ahorcarse ******* Relato de mi auténtica propiedad, algún parecido con la realidad es pura coincid...