-Capítulo 6- En camino al rio Ramsten

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La realidad la trae de vuelta al presente, y se da cuenta de que Doth ya está casi recuperada, vuelve una última vez su mirada al chico antes de concentrarse en otra cosa que no fuera el, y se encuentra con otra pequeña dicha

- ¡Te gane! -le grita a Doth una vez que hubo recuperado el aliento lo suficiente, apuntándola con un dedo acusatorio-

- en mi defensa eran muchas cuadras -exclamo doth-.

Al fondo May termina de despachar a una clienta y se vuelve a las jóvenes

-linda carrera corre-caminos -comenta en tono burlón- si quieren las podemos llevar a las olimpiadas

-me descalificarían tan solo empezar la carrera -dice Doth, a lo que todos se limitaron a verla intrigados- seguramente terminaría por dormirme a media cancha -admitió pensativa, a lo cual May rio-

Doth se levantó con pereza de su haciendo, y se acercó a la mesa junto a la barra. Se sentó frente a Thomas, dejando libre solo un espacio a su lado, donde le dijo a su prima que se sentara, porque por nada del mundo -y aunque no lo admitiera- dejaría pasar un segundo la mirada discreta -indiscreta en un cien por ciento- de su prima, cuando estaba cerca de Marckus: ella estaba determinada, como pocas veces lo estaba, con la idea de que su prima estaba sintiéndose atraída por Marckus.

-bien jóvenes -su mirada recorrió a sus amigos- tenemos una salida que planear -Los ojos de Doth brillaron de emoción ante lo próximo que les diría- después de todo es verano, y las mariposas han estado llegando a el bosque desde hace un par de semanas, esto será genial -sentencio-.

Doth no dejo de participar en toda la tarde con aquello, siempre que parece había zanjado el tema, ella tenía una nueva idea; May, por su lado, opinaba cada que el trabajo en el café la dejaba, y su hermano no era la excepción, pues este la ayudaba, aunque estaba más centrado en la conversación que ella.

Marckus se mostraba entretenido con las propuestas, y ellos no lo dejaban fuera, opinaba y se reía de los chistes que contaran de vez en cuando, Lillian se limitaba a parecer atenta, aunque estaba más concentrada en sus ensoñaciones sobre las mariposas, que en lo que decía Doth. De vez en cuando se le preguntaban cosas, pero se limitaba a asentir, aun perdida en las preciosas imágenes de sus recuerdos, con aquellas mariposas danzarinas que bailaba sobre el aire a su alrededor.

Y así, tan rápido como llegaron, sintió que el día acababa. Y sus nervios eran grandes, no veía aquel paisaje desde hace un buen tiempo, y realmente lo anhelaba

Al oscurecer Thomas las llevo a casa de Lillian; para luego regresar con la familia de Marckus.

Liilan y Doth decidieron que harían una pijamada, y en el fondo imagino Lillian lo bello que seria que estas ocasiones se repitieran, y entre risas y juegos pronto tuvieron todo arreglado y listo para el siguiente día.

Subieron al ático y extendieron un gran cobertor que Lillian guardaba en su cómoda, leyeron un rato a la luz de una vieja lámpara de aceite para no llamar la atención, y poco a poco sintieron como Morfeo las abrazaba en una bella ensoñación, sumiéndolas en un tierno sueño...

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Por la mañana el sol se coló por la ventana. La lámpara de aceite se encontraba a unos metros de las chicas.

A la luz del día se podía ver bien la estancia. Estantes abarrotados de libros se cernían sobre dos paredes, había un sillón a un lado de una de estas, y el cobertor de extendía hasta la entrada, donde una puerta se encontraba bajo las escaleras; del otro lado un gran ventanal se cernía sobre una buena parte de la pared que aún quedaba, y a sus pies un sillón más, pequeño y acogedor; era un lugar agradable, e incluso había un ventilador en el techo, en donde se encontraba la bombilla.

Sentidos (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora