Cap. 3

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Al terminar con mi postre me dedico a observar el lugar, es muy lindo con colores suaves y la señora que atiende es muy cálida. Las personas que se encontraban allí comenzaron a irse dejándome a mí mirando por la ventana al automóvil.

Veo el reloj y todavía faltan veinte minutos para la cita. La señora se acerca con una taza de lo que creo es café y se sienta al otro lado de la mesa.

-Soy Bel –dice para tomar de su café

-Daniela –le digo mirándola

-y ¿Qué hace una chica tan linda sola? –dice ella mirando por la ventana –bueno si se puede saber

-Estoy pasando el tiempo para ir a una cita de trabajo –comento

-Qué bueno –ella sonríe –ahora muchos no quieren trabajar y solo depender de sus padres, en mis tiempos los jóvenes trabajábamos desde chiquillos y eso nos forjo como personas.

-Sí, es un problema –sonrío

Platicamos un rato hasta que miro el reloj y faltan cinco minutos para la cita. Me despido de Bel y me dirijo al edificio en frente. Paso frente al vehículo sintiendo mi cuello picar y entro al edificio.

Voy hasta la chica que está en recepción

-Hola ¿en qué puedo ayudarte? –su saludo es cordial pero su sonrisa es tan falsa como sus senos

-Buenas tardes, tengo una cita con Alfred Nicolson –le digo mirando su maquillado rostro

-Claro ¿Cuál es su nombre? –me dice mirándome de arriba abajo con lo que creo es asco

-Daniela Alemany –contesto

-En el piso 25 –pone algo en el ordenador y me entrega una tarjeta que dice visita

Camino al ascensor sin despedirme, no sé qué se cree como para mirar a alguien así.

Llego al piso destinado y me encuentro con una señora. Sus ojos se dirigen a mí y a mi atuendo y sonríe. Bueno eso fue lo que yo vi porque rápidamente lo borro.

-¿Eres Daniela Alemany? –me pregunta revisando el ordenador

-Así es –le confirmo

-De acuerdo, espera aquí voy a decirle que llegaste –me señala unos sillones de cuero junto a un ventanal

Ella se levanta y se dirige a la única puerta que hay en el piso. Camino hasta el ventanal y miro la ciudad. La cafetería de Bel se ve y también el vehículo. Me quedo viendo a la ciudad cuando la voz de la secretaria me avisa que ya puedo entrar.

Me giro y veo a una rubia alta de ojos claros caminar salir de la oficina. Es linda pero lo que más llamo m atención su ropa algo desarreglada. Ella me mira con superioridad. Mientras entra al ascensor se acomoda el cabello.

La secretaria me indica que pase y asi lo hago. Al entrar veo una gran oficina, con un ventanal que abarca poda una pared. El estilo es lindo pero le falta algo de vida.

Miro al frente después de observar las paredes y me encuentro con una hombre de al menos 45 años, este observa unos papeles pero luego levanta la vista y me observa de arriba abajo. Me indica que me siente frente a su escritorio.

-¿Daniela Alemany? –pregunta y asiento –Es un verdadero placer tenerla por acá –dice este con una sonrisa –sus trabajos me impresionaron, tiene usted un gran talento

-Gracias –digo –me imagino que en la universidad de brindaron mi currículum –este asiente –me interesa trabajar en lo que estudie y el diseño gráfico es una de mis pasiones, pero sabe que soy nueva en esto y no tengo experiencia más que las prácticas en la universidad u en algunas empresas menores –le digo

-Si lo sé, pero las personas con las que trabajo han hablado muy bien de usted y eso es muy bueno –me mira y sonríe –pero ya conozco de usted en el aspecto universitario –se acerca al escritorio y junta las manos cerca de la boca –ahora hábleme de usted, algo más impersonal

Este tipo no me de muy buena pinta. Sus ojos no han dejado de mirar mi cuerpo y esa sonrisa es desagradable. Miro bien su rostro y veo residuos de lápiz labial fucsia, el mismo que llevaba la rubia.

-Esta es una entrevista para darme el trabajo ¿no? –pregunto

-Así es señorita –me responde sonriente

-Bueno entonces deberíamos hablar del trabajo no de la vida personal de cada uno –le digo con voz profesional

-Eso es cierto, pero si la contrato creo que pasaríamos mucho tiempo juntos y me interesa de su vida –dice acomodándose en su silla de cuero

-Que trabaje con usted no equivale a que este en mi vida fuera del trabajo –le informo –mi vida personal no sería de su pertinencia

-Es cierto que no lo es pero me gustaría que lo fue –este se levanta y camina hasta recostarse en el costado de su escritorio –y me gustara mucho tener una estrecha relación con usted –dice mirando mis pechos

No podía aguantar más, este tipo es un asco y esto ni siquiera es una entrevista de trabajo más bien parece una entrevista para la siguiente amante.

Me levanto de la silla y me alejo dos pasos de él.

-Espero no estar entendiendo mal, o si me equivoco que corrige, pero lo que usted esta insinuando es que nosotros tengamos algo más que una simple relación empleador-empleado –le miro a los ojos y estos brillan

-Muy inteligente señorita –su sonrisa se hace más amplia –pero eso sería solo entre nosotros –me mira de nuevo el cuerpo –es usted una chica muy linda y puede traerle beneficios en su trabajo

-Creo que usted y yo no nos vamos a entender –él iba a hablar pero lo detuve –creo que voy a dejar pasar sus insinuaciones y me voy a marchar –le digo –y para que quede claro estoy rechazando su oferta y el trabajo –me volteo y camino a la puerta –ah, y déjeme decirle que el color rosa no se ve muy bien con su tono de piel –dicho esto salgo de allí.

Ese tipo es un arrogante de lo peor y sobretodo asqueroso. Al salir la secretaria me mira con admiración, y ahora puedo ver una sonrisa en toda ley. Le devuelvo el gesto y me encamino al ascensor.

Escucho como una puerta se abre.

-Sepa Srta. Alemany que no volveré hacer la oferta –dice el degenerado

-Ya le dije –me volteo y está de pie junto a la puerta –no me interesa el trabajo, ni usted y tenga cuidado de como habla a futuros empleados porque puede que algo como lo que me ofreció se divulgue y la que quedaría en mal no soy yo –entro al ascenso que ya había llegado y miro como su cara se enrojece antes que las puertas se cierren.

Al salir de allí, después de una sonrisa falsa de la recepcionista, respiro, no puede ser que mi primera ''entrevista" de trabajo fuera de esa manera, solo espero que las otras no sean iguale sino me tocará buscar por otro lado.

Miro el reloj y veo que son las 6 de la tarde, camino a la cafetería donde compro una rebana de pie de moras, una de queque de chocolate y otra de pie de manzana, y un chocolate caliente, pago, me despido de Bel diciéndole que en unos días regresaba y me marcho.

Camino sin importarme el sonido de un carro al ser encendido, me dirijo a la parada y en se momento llega el bus. Al subirme le dirijo una mira la carro, que ahora veo es de color azul oscuro casi negro, se acomoda en la carretera. Al llegar a la parada por mi casa me bajo y camino con lentitud, la tarde está muy bonita como para no admirarla.

Al llegar al departamento guardo los pasteles en el horno y me tomo el chocolate, me desplazo a la venta con el mayor disimulo y observo la calle. No me sorprendo al ver el carro ya estacionado, dejo de mirarlo para ver el atardecer y piensa en las entrevistas de los próximos días, solo espero que no sean tan nefastas como la de hoy.


El Manto Oscuro del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora