Admirador |BirdFlash|

Admirador: Kid Flash

Estaba hecho bola dentro de la ventilación, muy a duras penas mis piernas cabían, como mi cuerpo completo dentro del reducido espacio pero valía la pena. Haría cualquier cosa por sólo verlo a él.

Dick hacia diferentes rutinas acrobáticas con ayuda de los instrumentos del gimnasio. A pesar de su notario cansancio seguía de un lado a otro practicado a su ritmo, como sólo él sabe hacer.

En esta ocasión el sudor era más notorio que otras veces, haciéndo que su cabello azabache y su camisa se pegará a su piel blanquecina, de una forma casi celestial.

Lami mis labios como típico adolescente calenturiento. ¡Vamos tengo derecho y seamos sinceros ver a un chico como Dick Grayson entrenar no es cosa de cualquier día, no hay muchos como él! Él tan pequeño y rudo a la vez. Uff.

— Estoy pensando como un maldito pedófilo— Me reprimi en voz baja.

Robin es el único niñito, que con su sólo su presencia, sus movimientos, voz, su cuerpo me hace dudar de mi orientación sexual, de todo lo que alguna vez creí mal, ahora quiero hacerlo con él. Es tan sexy.

El pelinegro seguía concentrado en su danza con su propio cuerpo, hacia que su pequeña/compacta anatomía  de adolecente se contrajera y su camisa se alzara dejando ver su abdomen un tanto marcado a pesar de su corta edad. Delicioso.

Me re-acomodé en la ventilación haciendo que está crujiera demasiado fuerte de tal forma que hizo a Dick detener su entrenamiento y voltear la vista hacía donde yo estaba escondido.

Tranquilo, Wally, sólo son gajes del oficio de admirador secreto.

Con suerte el tubo no va a caer al suelo.

— Quien sea que te esté allí, salga ahora mismo— La demandante voz de Dick se escuchó por todo el lugar.

—Rayos...—Susurré y la ventilación volvió a crujir. Antes de pudiera reaccionar el tubo volvió a hacer un ruido extraño, está vez con mucha fuerza, para así soltarse de la pared. Cuando me vi estaba tirado en el suelo, lleno de polvo de la ventilación.

Solté un quejido por el golpe que me lleve e intente quitarme la suciedad. Trate de disimular que no me habían atrapado con las manos en la masa.

— ¿Qué hacías metido ahí?— Robin pregunto con exigencia y se acercó a mi con el ceño fruncido para después agacharse y ayudarme a levántarme del suelo.

— Si-si, es una his-historia larga de contar...— Murmuré nervioso y con voz temblorosa. Jodida suerte.

—Me gustaría escucharla, Wally—

¿Por qué a mi?

Pensándolo bien esto es un sacrificio. Uno por todos los admiradores de Robin, porque yo soy uno de tantos, sólo eso. ¿Cierto?