1. Esto es raro.

682 58 16
                                    

En el cuartel general, todo era normal, algo rutinario y cansado. Ryuzaki, constantemente llamaba idiota a Matsuda, y él, con regularidad se disculpaba; por dentro se sentía humillado, sin embargo pensaba que ese trato solo lo recibía por ser nuevo.

Ya era noche, Light había decidido entrar al caso y trabajar con el equipo, sin embargo, el cansancio se cargaba en sus hombros, al igual que su padre y que el resto del personal. Al poco rato todos se marcharon guardaron sus lugares moviendo papeles e investigando. Mogi terminó siendo, aparentemente, el último en marcharse.

-Ryuzaki... Termine el listado de las muertes de esta semana, ¿cuál será mi siguiente tarea?

-Tú tampoco te quedaras, ¿verdad Matsuda?- interrogó Ryuuzaki sin quitar su mirada de la pantalla del computador.

-Me quedare otro poco, al fin y al cabo no tengo a alguien que me espere... Pero puedo retirarme si lo deseas- Matsuda respondió con cortesía.

-Descuida- Ryuuzaki miro de reojo a Matsuda, quien sonreía -. Solo sigamos con la investigación.

-¡SI!- grito Matsuda entusiasmado, mientras que Ryuuzaki, entrecerraba los ojos con ligereza, y mostraba una pequeña sonrisa fingida.

Pronto Matsuda notó la molestia de Ryuuzaki, tratando de guardar silencio y no chillar más con alegría.

Matsuda preparo café y se lo ofreció al detective, quien acepto y con una actuación extraña, se dio la vuelta para darle la cara a Matsuda; este le sonrió, se veía raro, nunca le había recibido las cosas así, además ese gesto no se veía que lo hiciera con esfuerzo, pero Matsuda decidió ignorarlo ligeramente y siguió con lo suyo.

Matsuda se comportaba mas radiante y más energético a pesar del cansancio, la sonrisa de Ryuuzaki tuvo impacto en la labor del inexperto detective.

Ryuzaki se giro y abrió con sorpresa sus ojos al percatarse de sus acciones; sirvió un poco de la taza blanca después de agragar una generosa cantidad de endulzante y siguió con el trabajo dejando de lado lo ocurrido.

Matsuda ordeno todo el papeleo muy rapido y llamo la atención de Ryuuzaki para que le hiciera una seña de aceptación, por otra parte, la recompensa que recibió no fue la deseada...

-Gracias, ¿podrías servirme más café, por favor?- pidió el tipo de cabello negro mientras, que con la mano izquierda hacia que la taza se asomara al levantar su brazo.

Matsuda con decepción sirvió el café negro, esperando que apareciera Watari -por algo era su mayordomo- y cabizbajo, dejó la taza a disposición de Ryuuzaki.

-¿Sabes Ryuuzaki?- menciono el detective sin experiencia mientras recordaba la sonrisa de L -... Te admiro.

La mirada baja de Matsuda y esas palabras impresionaron al detective privado, lo miro a los ojos, le robó el diálogo y tardo en contestar.

-¿En serio? Crei que te desagradaba por el trato que te daba...

-¿¡Lo hacias a propósito!?... Que cruel eres- dijo Matsuda con una tristeza pintada en su rostro.

Ryuuzaki no soltó alguna respuesta, pero, decidió darle más atención a la conversación.

-Ryuuzaki, yo siempre soy servicial y me esfuerzo... y lo unico que puedo hacer por ti es servirte otra taza de café y una rebanada de torta con fresas y crema batida. No lo entiendo, se supone que para eso está Watari... Y no solo tú me tratas así.

-Disculpame... Aunque la función de Watari no es completamente esa- dijo Ryuuzaki girandose.

-Ahora creo que eres muy grosero... pero trabajo es trabajo. ¿Gusta que le sirva otra taza de cafe?, ¿o gusta té?, ¿o tal vez se le ofrezca que empieze a utilizar un uniforme de sirvienta con orejas de gato y un collar con un cascabel?- Matsuda tambien sabia usar el sarcasmo.

Ryuuzaki giro los ojos con desesperación y comenzó a ignorar a Matsuda, quien siguió peleando un rato más.

-¿Me estás escuchando?

-¿Cuantas veces tengo que disculparme?

-Creo que es suficiente si tan solo fueras mas amable- Matsuda se cruzo de brazos después de rascarse la nuca -, así como hace rato.

-Eso no se porque paso... Pero si quieres eso, lo haré- Ryuuzaki frunció el seño y se levanto del sillón floriado de un salto -. Por favor Señor Matsuda, siéntese. No se vaya a cansar. ¿Le sirvo algo de comer, o solo prefiere probar nuestras variedades de café?

Ser sarcástico era un juego en el que podían existir un segundo participante, y Ryuuzaki era un experto.

-Sigues siendo muy grosero.

-Pues creo que exige mucho el detective Matsuda.

-Pues creo que tu no te esfuerzas lo suficiente.

Mientras estos dos sujetos se peleban, Watari veía por las camaras de seguridad como Ryuuzaki había perdido su cordura y comenzo a discutir como cuando era un niño pequeño y conteston.

《Creo que por fin arreglará las cosas con ese Matsuda- penso Watari con una sonrisa -. Ya lleban cinco meses de conocerse... ¿Cuanto más iba a dejar pasar?》.

-¡Pues creo que tu eres un idiota!- Ryuuzaki levantó la voz.

-¿Lo ves? Ahi esta de nuevo, solo sabes ser grosero.

-¡NO ES MI CULPA NO SABER DEL TODO COMPORTARME!- respiró con pausas y notó que tal vez lo había arruinado.

-¡PUES NO ES MI CULPA QUE A VESES SEA UN IDIOTA!

En ese momento, Ryuuzaki reaccionó y se detuvo. Tal vez Matsuda y él ya se habían disculpado por sus estupideces y ninguno lo había notado.

Los dos se vieron a los ojos por un segundo en silencio y empezaron a sonreir de forma tonta, Matsuda más que Ryuuzaki, pero los dos sonreian estupidamente, como diciendo "Los dos hemos sido unos idiotas".

-En verdad te admiro, jaja- eso paralizo nuevamente a Ryuuzaki mientras Matsuda veía su reloj -. Ya son las dos de la mañana... ¿no quieres que me vaya?

-¿Por qué no te quedas?- propuso Ryuuzaki -... Así podrás ser el primero en el cuartel investigando, le ganaras está vez a Aisawa, además hay muchas habitaciones en este hotel...

-Si... ¿por qué no?- sonreía con satisfacción Matsuda.

El amor secreto de Ryuzaki el detective y Matsuda el idiota Donde viven las historias. Descúbrelo ahora