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POV Giovanni S.

Me puse de pie y comencé a aplaudir cuando el nombre de mi hermano se escuchó por todo el estadio.

Lo observé ingresar a la cancha y, acto seguido, sonrió en nuestra dirección.

- ¡Vamos Gian! - gritó mamá luego de que el árbitro diera inicio al encuentro.

Sabía que Gianluca estaba nervioso por jugar su primer clásico con la reserva, y lo mínimo que podíamos hacer era estar acá para acompañarlo.

El encuentro era muy parejo para ambos equipos, hasta que de un córner vino el primero gol de River.

Sonreí al reconocer al autor, era Lucas, un gran amigo de mi hermano.

Él corrió hasta una de las esquinas festejando y apuntó a un sector de la platea, y casi por inercia seguí la dirección de su dedo índice.

Desearía tanto no haberlo hecho.

Francisca estaba a unos pocos metros de mí, con sus mejillas sonrojadas y la misma brillante sonrisa que la caracterizaba.

Dios, había pasado tanto tiempo sin verla que se me hacía extraño tenerla tan cerca, tanto que no tardé en palidecer notablemente al grado que Giuliano tuvo que preguntarme si me encontraba bien.

Estar casi diez meses sin verla y luego encontrarla ahí, alentando a otro chico que no era yo, me había caído como balde de agua fría por la espalda.

Luego de que me mandara un mensaje donde "admitía" una infidelidad, tardé semanas en aceptar que ninguno estaba listo para tener una relación, y que, quizás, su decisión fue correcta para ambos.

Ahora, a días de iniciar una nueva etapa en mi vida, me odié por dejar que el simple hecho de verla tuviera tanto efecto en mí, y más aún cuando el entre tiempo fue anunciado y Francisca se puso de pie para comenzar a caminar en mi dirección.

Su amiga Clara no evitó mi presencia, y por consecuencia Francisca tampoco.

- ¡Fran! - el grito de Giuliano me devolvió a la realidad cuando ya ambas estaban frente a nosotros.

- Giuli, hola.

Ella saludó con un beso en la mejilla a mi hermano y madre, detendiéndose a centímetros de mí, sin mirarme.

- Giovanni.

Su tono fue frívolo, y pareció un cuchillo traspasando mi pecho.

- Francisca. - imité su acción, lo más neutral que pude, tratando de no mostrarme débil.

- ¿No te quedas al segundo tiempo? - consultó mi hermanito parándose sobre su butaca para llegar a la altura de Francisca.

- No, - sus ojos volvieron a fijarse en mí en una milésima de segundo. - tengo que armar mi valija.

- ¿Te vas de viaje? - Carolina se adelantó a preguntar.

- Intercambio cultural, a Italia.

Mierda, mierda y más mierda.

- ¿En serio? - siguió Giuli. - Gio también se va a Italia.

- Que coincidencia. - susurró Clara ganándose una mirada fulminante de su amiga. - ¿A que parte vas, Gio?

- Génova.

Un suspiro de sorpresa se escapó de sus labios haciendo que todos la miren.

Y fue en el momento que mis ojos encontraron los suyos cuando entendí que nuestra historia no estaba terminada.

Selfie|g.simeone|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora