-SOMEDAY- (Pausada)

Capítulo 1: ¿Qué?

"La vida es como una lata de sardinas; todos buscamos la llave''.-Alan Bennett.

-Punto de Vista de Anna-

Hola. Mi nombre es Anna, y tengo 22 años. Mi pelo es del color del fuego, y bastante brillante. Tengo el cabello corto, hasta los hombros, y mis ojos son de un dulce color miel. Mi estatura no es precisamente alta, pero hay que contentarse con lo que uno tiene. Soy una chica alegre, aventurera y curiosa. Siempre me ha gustado conocer gente nueva.

Odio mi vida. Bueno, no: deja que me corrija. En realidad, odiaba mi vida. La despreciaba... Bastante. Es muy probable que creas que esto va a ser un tostón de historia en la que voy a estar contando mi "desastrosa" vida, haciendo el idiota o a saber qué, hasta que conozca a un chico guapo y me enamore. Si has venido con un pensamiento parecido, no te juzgo. Es normal, en esta vida es todo muy... Cliché, ¿verdad? El caso es, que si has llegado hasta este punto de el párrafo, quiero darte las gracias. Esta aventura no te defraudará, ni nada menos. Y, sin más dilación, empezaré a narrarte mi emocionante historia.

Tenía un futuro prometedor, lleno de grandes oportunidades. Había estudiado arqueología durante toda mi vida, habia malgastado décadas en lo que más me apasionaba. Nunca hubiera imaginado convertirme en lo que más odiaba: una persona robot. Deja que te explique. Una persona robot, es un oficinista que está todo el día trabajando por sus superiores, mientras ellos se sientan en su linda oficina a hacer que se esfuerzan. Una persona robot, no hace nada más que lamerle el culo a todo dios, con tal de quitarse al menos unos miseros papeles en los que trabajar. Y en eso me convertí. Ni siquiera sé cómo llegué hasta ese mísero punto. Estaba derrumbada, deprimida...
Los meses transcurrían, lentos. Cada segundo que pasaba se hacía cada vez más eterno.
Era el día 22 de Septiembre, del año 2016. La verdad es que es bastante impresionante que me acuerde de la fecha exacta, pero... Recuerdo que estuve todo el día observando mi calendario de mesa. No hice nada más durante la jornada.
Esa tarde, terminé el trabajo como de costumbre, a altas horas de la noche. Comí algo para no quedarme con hambre, y me acosté, después de otro duro día de trabajo.
Aquella noche tuve una perturbadora y extraña pesadilla. Me hallaba en un bosque, pero... Los árboles estaban mustios y muertos. De pronto, me encontraba siendo perseguida por una perversa sombra. Todo estaba oscuro, y no podía ver nada. Lo único que me guiaba para seguir adelante era la tenue luz roja que emitían los ojos de aquel horrible ser... Después de haber corrido por un largo periodo de tiempo, llegué a un rincón sin salida. Era mi fin. Mi corazón latía a mil por hora. Aquél demonio era cada vez más grande y horrible... Alzó su inmensa garra para asestarme un golpe mortal y...

Me desperté sudorosa y confusa. Me incorporé lentamente, y miré alrededor, buscando el reloj de mi mesilla de noche. Pero, para mi sorpresa, esa no era mi casa. Me levanté rápidamente, y examiné la habitación. Era un cuarto algo pequeño, pero lo suficientemente espacioso. En el dormitorio había un escritorio, una estantería con algunos libros, un gran armario de madera y una cama. Me acerqué pausadamente al escritorio, en el cual se podian encontrar unos papeles esparcidos por toda la superficie, un candil, y una pluma. Sin pensarlo dos veces, cogí la silla que estaba delante del pupitre y la levanté sobre mi cabeza. Fui hacia la puerta de la habitación y la abrí silenciosamente. Acto seguido, me adentré en lo que parecía ser la sala de estar. Miré alrededor. Había una joven sentada en el sofá, bebiendo café. La tez de aquella mujer era más pálida de lo normal. Tenía el pelo largo, liso y negro, como el carbón. El color de sus ojos era de un agraciado azul mar. Estaba seria, y de vez en cuando ojeaba el libro del muchacho que tenía al lado.