1/7: Hoy tengo la comida+playa con los de tenis! Ya es viernes, y quedan dos días para el gran día, así que tengo que empezar a hacer una lista con lo que necesito.
Luego les tengo que preguntar a que hora quieren quedar para ir a la playa. Ponerme ropa decente (otra vez) y el biquini gris que me sienta tan bien. Y, por último, en la comida, acordarme de disfrutar al máximo con mis compañeros, y, sobretodo, con Ángel.
Me levanto y Leire y yo desayunamos nuestros cereales de "siempre que estamos de vacaciones". Me pongo muy mona para ir a la playa y quedamos en la esquina de mi calle a las 10:45 con Uriah, Samanta y Edgar. Los otros dicen que irán por su cuenta, que viven lejos. Ángel, mucho a mi pesar, dice que llegará tarde a la playa porque tiene que hacer "cosas". Sam, la típica "amiga alocada" llega antes que yo, que me retraso un poquito poniendo todo de cosas en la mochila: una pelota inflable, una que bota en el agua, las palas de playa, la toalla, y la crema solar que he tenido que bajar a comprar porque no la encontraba por ningún lado.
Al cabo de cinco minutos llega Uriah, "el chico perfecto": guapo, listo, divertido, agradable, gracioso.......... Me podría pasar la vida describiéndole, sin encontrar ni un solo defecto, DE VERDAD. Le saludamos, los primeros dos besos que le doy y va a dejar la bici en el bicing que hay ahí al lado (es una organización con la cual si te haces socio puedes usar sus bicicletas, cogerlas en una parada y dejarlas en otra). A las once en punto llega Edgar, "el chico friendzone": podrías estar hablando toda la vida con el sin que te llegara a gustar nunca. Llega tardísimo, así que nuestro plan de llegar ahí a las 11:30 se esfuma. Hay casi cuarenta minutos.
Sin darnos cuenta, Sam y yo empezamos a hablar de nuestras cosas y los chicos de las suyas, así que vamos nosotras delante y ellos detrás. Varias veces intento que nos juntemos, pero, o ellos siguen hablando de lo suyo o Sam está demasiado atareada contándome una de las historias de su mejor amigo gay Abel. Llegamos casi un cuarto de hora tarde, el tiempo que ha llegado Edgar tarde, vamos.
Allí ya están las otras dos chicas de tenis, las saludamos y vamos hacia la playa, hace muchísimo calor y nos queremos bañar YA. Otra chica no ha podido venir, esta va a la universidad, junto con Edgar. Ángel y Uriah van un curso más que yo. Sam y yo vamos al mismo. Y las otras chicas van un curso y dos por debajo.
Aunque yo me quería ir a bañar directamente, las otras chicas se quieren poner crema antes, así que me tengo que morir de calor unos minutos más, si además contamos lo que pasa a continuación. Me pongo crema por los brazos y por delante, pero a la espalda no llego, así que le pido a las chicas si me pueden poner y luego nos turnamos. Sam responde que ella sí que llega a ponerse crema así que me quedo como si me hubieran abofeteado. Justo cuando voy a intentar ponerme crema yo misma, Uriah se pone de rodillas en su toalla y me dice:
— Laura, ¿me pones crema en la espalda?— Me sonríe y coge su pote de crema.
— S-sí, claro— Le respondo, y me da la crema y se gira de espaldas a mí.
Clico en el difusor y la crema va a parar a su hombro, y empiezo a expandírsela. Esto es una cosa nueva para mí. Nunca he besado a un chico y, mucho menos, le había masajeado la espalda. Sigo, poniéndome cada vez más nerviosa. Cuando acabo, se gira y me da las gracias, con una gran sonrisa perfecta. Creo que justo vuelve a abrir la boca para preguntarme si quiero que ahora me ponga él cuando Sam, muy oportunamente, me dice:
— Laura, ponte aquí, que te pongo crema en la espalda— Aun hoy, 18 de septiembre, no tengo claro si lo hizo a propósito, pero tiene bastantes números.
Me pone crema y nos vamos corriendo al agua, que esta fresquita y por fin ahoga mi calor.
Nos bañamos y entonces les digo, "he traído una pelota que bota en el agua, ¿la queréis probar?" Todos me dicen que si sorprendidos y la voy a buscar. Nos cuesta un poco pillarle el truco, pero al final conseguimos que bote, Uriah el primero.
La pelota es un poco pequeña, así que decidimos usar la hinchable. La cojo y la estoy hinchando en la orilla cuando sale Uriah del agua y me pregunta si lo puede hacer él. Le respondo que sí y se la doy. A continuación pone los labios donde dos segundos antes los tenía yo para hinchar la pelota. Hago broma y le digo cosas como que a ver si se va a marear de tanto inflar y nos reímos. Entramos al agua, y nos empezamos a pasar la pelota. Uriah se a puesto a mi lado en el círculo que hemos hecho, así que como se tira a por todas, varias veces se tira casi encima mio o me salpica, y entonces empiezo una guerra de salpicones. Jugamos un poco más todos juntos y cuando nos cansamos vamos a las toallas a tomar el sol.
Pocos minutos después, vemos de lejos que se acerca Ángel. "Justo cuando se ha acabado toda la diversión", pienso. Me empiezo a poner nerviosa por su llegada. ¿Qué voy a hacer? Le voy a decir hola, a darle dos besos, un abrazo... no sé qué hacer. Ese rato de espera se me hace eterno, mientras recuerdo su bonita sonrisa, pero finalmente...
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¿Que creéis que pasará con Ángel? ¿Se darán dos besos, la saludará?
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Después de la tormenta... Bueno, en mi caso, viene otra tormenta
Teen FictionViajes, verano, amigos, familia, chicos... ¡Esto es la vida misma! Tal y cómo es. Con sus altos y sus bajos, con sus risas y su dolor, y... bueno, siendo yo, la desgracia, sea pequeña o sea grande, esta asegurada.