Parte 3

10 0 0
                                    

- Hola- Me giro y una oleada de Invictus, la perfecta colonia Invictus, se me echa encima. Si ya estaba un poco aturdida con eso, lo siguiente que recibo son dos besos de mi secretamente adorado Ángel.

- Ho-hola Ángel- respondo, y nos sonreímos. ¡Cuánto había echado de menos esa sonrisa!

"He escogido el mejor sitio, ¡la primera de la fila! Normalmente nunca se pone tanto Invictus, casi me da algo de lo bien que olía este chico" pienso, aun en mi mundo de yupi. "Ojala hubiera podido estar más preparada para darle dos besos, casi no he podido rozarle la mejilla con mis labios" piensa otra parte de mi, más pesimista.

Ángel saluda a la otra gente y a continuación se queda ahí como diciendo, "¿nadie se va a bañar?". Me encantaría levantarme ahora mismo y decir, venga, vamos al agua, pero se notaría mucho, ya que hacía nada acababa de decir que quería tomar el sol.

Ángel pone su toalla al lado de la de los chicos, se quita la camiseta y se dirige a la orilla.
La siguiente vez que dirijo la vista hacia él, ya está en el agua.

Pasan unos minutos y Uriah y Edgar se levantan y se van a bañar también con Ángel. Cómo me gustaría ir con ellos...
—Laura, ¿no te apetece un bañito?—me dice Sam, que es la única de tenis que sabe que me gusta Ángel.
La fulmino con la mirada y digo:
—¿Y a vosotras?
Todas las chicas me responden que quizá luego, y me dicen que si a mi me apetece, que vaya.
Me da demasiado corte bañarme sola con los chicos. Además, tampoco sabría mucho de que hablar con ellos. Así que sigo consternada en mi toalla.

Pasa un rato y los chicos salen del agua. Uriah camina hasta dónde estoy yo y me dice:
—¿Habías traído palas?
—Si— las saco de la mochila y se las doy.
—¿Alguien quiere jugar?— dice Uriah.
—Venga va, yo— le responde Edgar.
Juegan durante un rato. Yo me siento en la toalla y los observo, con ganas de jugar. Cuando Edgar parece un poco cansado, Uriah dice:
—Quieres jugar tú ahora, Laura?
—Sii!— digo demasiado efusivamente y me levanto de la toalla.
Uriah y yo nos compenetramos muy bien jugando a palas. Duramos muchísimo rato. Esto se debe a que él es súper bueno en cualquier cosa y a que yo juego todos los veranos a palas con mi padre. Me lo paso muy bien jugando, y cuando vuelvo a la toalla estoy contenta y satisfecha conmigo misma. Sam me dice que hemos jugado muy bien. Eso aún me pone más contenta, pero lo siguiente ya no me alegra tanto.
Ángel se pone a jugar con una de las chicas, la más guapa del grupo.
"No seas tan celosa por alguien que... Al fin y al cabo, no te pertenece" pienso, y me calmo un poco, no pasa nada.
A continuación decidimos que nos vamos ya a comer. Así que yo y otra chica nos vamos a cambiar a los baños de la playa. Luego nos volvemos a juntar todos y vamos al McDonald's, que está enfrente.
Unos pedimos comida y los otros guardan sitio, y luego al revés. En teoría me había puesto al lado de Ángel, pero en el último momento, la chica que había ido a cambiarse conmigo se pone entre nosotros, improvisando un sitio porque según ella, no hay más.

La comida es muy divertida, todos contamos nuestras anécdotas graciosas y hacemos broma con cualquier cosa.
Todos coincidimos en que queremos volver a hacer una quedada en la playa.

Salimos del McDonald's y vamos todos hacia casa. Por el camino se va yendo gente. Cuando se tiene que ir Ángel, esta vez sí que me aseguro de darle bien los dos besos.
Al final, volvemos a quedar Sam, Uriah, Edgar y yo. Llegamos a mi casa y los tres me dicen un adiós y yo respondo con un hasta luego, y se marchan.
No ha habido dos besos de Uriah... Vaya...

Llego a casa y me tiro en el sofá, cansada.
Ha sido un día increíble. Con sus cosas buenas y malas.
Estoy hecha un lío. Nunca me había interesado Uriah de la manera en que me interesa ahora. Ha mandado tantas "señales" hoy...

Pero me gusta mucho Ángel. Sé que hoy no ha ocurrido mucho, por no decir nada, pero esto me viene ya de antes. A principios de curso en tenis, siempre llegábamos unos minutos antes y al estar ahí sin hacer nada, nos poníamos a hablar. Me encantaba la forma en la que antes de hablar con él estaba muy nerviosa, pero en el momento en que me decía algo, su voz me tranquilizaba, su voz es suave y amable. Sus ojos miel también transmitían mucha confianza. Y su sonrisa, que le podías contar cualquier cosa y él la iba a entender.

Y lo que pasó ayer con León... Fue raro, diferente. ¿Especial?

Espero que el destino me guíe, porque mi cabeza está más liada que el cable de mis auriculares.

-----------
Con quién os gustaría que el destino emparejara a Laura?
Espero que os guste el capítulo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 02, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Después de la tormenta... Bueno, en mi caso, viene otra tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora