Cuando Angelica entró en aquel Hotel un escalofrío recorrió su columna vertebral.
El sol y la vegetación de los viejos jardines con fuentes y enredaderas mimosamente cuidadas habían sido reemplazadas por una enorme recepción cuyo suelo estaba cubierto por una moqueta roja oscura, habían sillones de cuero negro y, al final de todo un mostrador, lo que supuso que sería el lugar del recepcionista.
El ambiente era pesado y sentía un vacío en el pecho, como si algo le obligase a sentirse triste, hacía frío, sin embargo no era capaz de encontrar la fuente de esa desagradable sensación.
Según se adentraba en el hotel, la figura masculina , alta y trajeada que aguardaba tras la recepción se acercaba cada vez mas.
No le costó mas pasos observarle y perderse en los finos rasgos de un rostro joven y anguloso, pálido y con enormes y brillantes ojos azules, unos labios carnosos y aquel pequeño lunar bajo el ojo izquierdo.
El cuerpo del chico, tras el traje parecía fibrado , con hombros y espalda ancha y brazos en una armoniosa musculatura apenas notable, Angelica pensó, sin duda alguna que aquel era el hombre mas sensual y provocativo que jamás había visto, su sola presencia sugería elegancia y lascivia por partes iguales.
X: Sea bienvenida, señorita, ¿tiene habitación?
Su voz era ronca y masculina, cercana y, extrañamente sensual, a Angelica le costó recomponerse de aquellas palabras que la habían hecho estremecerse, parecía que ese hombre era a misma fuente de las mas sucias e íntimas fantasías de toda mujer, sin embargo, Angelica debía admitir que no tenía mucho que ver con su prototipo de hombre, pero él, sólo él tenía algo que la hacía querer rogarle que la tomase sobre ese mismo mostrador. Cuando comprendió que llevaba varios segundos callada se apresuró a vencer la vergüenza para responderle.
Angelica: Sí, así es... Am... Está a nombre de Angelica Lionel.
El chico miró un libro el cual se había mantenido apoyado en el mostrador y en unos segundos levantó la mirada hacia ella, con una radiante sonrisa la cual dejaba a la vista unos estéticos hoyuelos, los cuales le daban un toque juvenil.
Observó como abría un cajón en donde las llaves estaban ordenadas y cogió una de ella, esta, como las demás tenían un llavero con un número, al ver las llaves cayó en la cuenta, ¿y el ordenador? le resultó extraño ver como no tenían un ordenador, o aquel viejo teléfono mas bien de gama vintage y una caja registradora no mucho mas nueva.
Angelica: Da algo de miedo esto...- dijo con una sonrisa, tratando de quitarle importancia mientras cogía la llave.
Observó al joven salir de detrás del mostrado y colocarse frente a ella, cogió su mano derecha con gran delicadeza e hincó una rodilla en el suelo.
X: Es usted mucho mas bella de lo que su nombre sugería. - Dijo como si su confesión fuese algo tribal, luego, besó su mano con una dulzura y suavidad digna de un hombre época enamorado - Mi nombre es Dominik, soy el gerente de este pequeño lugar y espero poder servirla en lo que necesito, por ahora, le ruego que me deje acompañarla a su habitación.
La chica no era capaz de dar crédito al comportamiento del chico, pues, siempre pensó que los hombres así solo estaban en películas o en series de televisión, sin embargo, Dominik, el cual se había levantado y cogido su maleta era real, muy real.
Angelica: Muchas gracias, caballero. -Murmuró.
Antes de que se diese cuenta, Dominik ya había abierto la marcha hacia el costado izquierdo del edificio, en el cual se encontraban en fila cuatro hileras de puertas de barrotes de metal, estos se doblaban de manera caprichosa y mostraban el hueco del ascensor, al menos tres de ellos, el otro, en el cual entraron tenía una cabina elegante y con paredes de madera, además de un espejo en el costado izquierdo.
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Hotel Amelié Lawliette.
TerrorEn todos los lugares hay leyendas, y entre ellas está la leyenda del Hotel Amelié Lawliette, un misterioso hotel que aparece y desaparece a capricho, por primera vez, alguien tendrá el honor de satisfacer su curiosidad y conocer en este escrito que...