Prólogo

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Amel tenía seis años,era una niña muy curiosa y simpática, no era como todas las niñas que habían allí y jugaban juntas, ella siempre esta investigando la más minima cosa que pasara frente a su pequeña nariz.
Una tarde se encontraba en el patio del orfanato observando una mariposa que se habia depositado en uno de los columpios, estaba encantada con los colores de ese ser tan maravilloso.

Su hermana menor, que en ese entonces tenía cuatro años,estaba jugando a la atrapada con otras niñas, cuando de repente algo llamo su atención, era Nora, la directora del orfanato; una mujer alta, caderona y pelirroja. De vista parecía una señora refinada y arrogante, pero era todo lo contrario; le encantaban los niños y era muy dulce.

-Mora, vení corazón - llamó la directora mirando a la pequeña hermana de Amel.

Ésta la miro durante unos segundos y se acerco corriendo con una sonrisa enorme y la aupó. Mora amaba a Nora, al igual que Amel,aunque era algo imposible,ellas la considerában como a una madre.

La cara de Amel se transformó en completa confusión, todavía no había terminado el recreo, no entendía porque Nora había venido a buscar solamente a su hermana.
Antes de llevarse a la niña en brazos, Nora miró en dirección a Amel con cara de pena, Amel no entendía lo que pasaba.

Si Nora venía a buscar a un niño o niña era por dos razones; o ese niño se habia portado mal, (cosa que no habia echo Mora), o había venido una familia a llevarselo/a.

Amel no queria asimilarlo, no quería creerlo, cuando quizo correr en búsqueda de su hermana, ya era demasiado tarde, a Mora ya se la habían llevado y Amel se encontraba en los brazos de la directora, llorando desconsoladamente, mientras ésta trataba de calmarla mientras la abrazaba tan fuerte a la niña.

Desde ese día, Amel se sentía muy triste y sola, apenas jugaba y no sonreía mucho,en muchas ocasiones lloraba, se sentía vacía sin ella, hasta que una día le toco a ella,encontro una familia.

Era una familia muy amable y la cuidaban mucho, volvió un poco su felicidad, aunque no del todo. Pero por un lado se sentía completa con sus padres adoptivos, ellos la llenaban del amor de padres que le había faltado tanto.

Así fue como a sus veintiún años, se mudo a la casa de su prima Daphne, en España, en donde emprendería la búsqueda por su hermana menor y no pararía hasta encontrarla y tenerla junto a ella.

Una búsqueda la cual la asustaba pensar con lo que se podría encontrar en el camino

La búsqueda de AmelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora