¡Vamos acompañame!- suplicaba a Gabriel mientras éste parecía ignorarme.
Prometeme que no vamos a tardar, como las últimas veces.- Dijo dirigiendo su mirada hacia mi con su típico gesto de amargura.
La verdad era algo común que lo hiciera esperar pero quizá solo eran cinco minutos, mi compañero siempre exageraba.
¡Si si lo prometo! Pero vamonos que se nos hace tarde.- Dije al momento que lo tomaba del brazo.
¡Bien!.- rodó los ojos y me siguió.
No podia faltar al primer dia de mis clases de guitarra, siempre me habia atraído el aprender a tocar un instrumento tan mágico como ese, bueno, la música en sí era mi alegría, mi madre siempre me habia dicho cuanto me gustaba cantar de niña, aun que sinceramente ahora no me agrada del todo considero que tengo una voz horrible.
Llegamos al parque del pueblo, se encontraba tranquilo como otras veces, corría un aire fresco y se podia apreciar la casa de la cultura donde me darían las clases.
-¿Crees que nos acepten?- Lo miré deteniendome un poco, - No lo sé, pero no nos iremos sin al menos preguntar-. Dijo sin dejarme decir otra cosa, siempre tan optimista, tambien yo lo era pero a veces me ganaban los nervios.
Seguimos caminando, cuando un chico que se encontraba sentado en una de las bancas del parque me llamó la atención pues en sus manos tenia una guitarra de madera acústica, sus dedos rozaban suavemente las cuerdas dejando salir apenas audible el sonido, me dirigí hacia él sin saber realmente la razón, en ese momento no sentía pena alguna.-¿Sabes tocar la guitarra?- me sentí muy estúpida al preguntar y mi rostro enrrojeció, ojalá el chico no hubiera escuchado eso. - Si, si sé.- sonrió de lado y sus ojos negros me miraron.
Esos ojos negros... Ahora entendía el verdadero significado del dicho "Los ojos son las ventanas del alma".
Sonreí.
Me perdí.
El sonrió.-Bueno, fue un gusto- apenas y pude procesar mis palabras, no queria irme pero mis piernas comenzaron a avanzar y mis manos a temblar "sin razón alguna". -Igualmente- alargó un poco esa sonrisa y sus ojos se apartaron.
Tenia frente a mi la puerta del salón, entré, se encontraban cuatro personas sentadas en círculo. - Pregunta tu- me susurró Gabriel, - ¿Por que yo? Ve tu no seas mampo-. Le respondí con un risita pues lo vi poner cara de pocos amigos, - ¿Les puedo ayudar en algo chicos?- volteamos al mismo tiempo y pusimos cara de estúpidos, como niños buscando su salón, - Si.. este.. me preguntaba si podríamos integrarnos a sus clases- una gota de sudor frío rodó por mi frente, estaba poniendo mi mejor rostro pero al parecer al maestro no le pareció algo lindo, - Claro claro, tomen asiento- agradecí con una sonrisa que me fue devuelta, ahora era yo la que miraba con cara de pocos amigos a Gabriel por no haber intervenido en mi patética explicación.
-Relajate al menos estamos dentro-. Si, lo estábamos, tomamos dos guitarras que se encontraban en una esquina acomodadas en fila y la colocamos sobre nuestras piernas, el maestro comenzó su clase.
El acorde "sol" muy familiar al sonido que alcancé a escuchar de aquel ojos negros... quiero decir... del chico.
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Mi Cielo
Short StoryEra de ella, era su cielo, era su mundo, era su ángel, era su protector, era su artista, era su luz, era su vida, era su ambición, era su sol, era su luna, era su paz, era su guerra, era su razón, era su prioridad, era ese pequeño lugar donde podría...