Capítulo 34: Mafía

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Los días pasaron como algo muy eterno, en donde Antonio rezaba para que pudiera regresar de nuevo su italiano. Todos los días se disponía a besarle su mano, acompañarlo con suaves caricias, pedirle que regresara y por supuesto a derramar lágrimas que caían por este. El dolor era tanto, que su mismo corazón le pedía a gritos que parara aquella masacre que le ocasionaba; lo cual él se rehusaba una y otra vez. Así pasaron los meses, en los cuales Antonio había dejado de ir a la escuela para atender a su pareja; y también lo habían expulsado por su comportamiento con algunos maestros. Se había vuelto tan irracional, sin su pareja prácticamente era un maniquí sin alma. Así era como se sentía aquel tritón deambulando un año sin él, así era como se sentía morir por dentro. Noche tras noche, pedía a Dios alguna señal de esperanza para que volviera a la vida su pareja. El cual su llamado no era contestado de la manera que él quería...

Ya habían pasado unos cuantos meses y aun no despertaba, el vientre del menor era notorio y el español se sentía cada vez más desesperado por traer de nuevo a su pareja. Su pelo había creído a tal grado que se formaba una coleta y ya tenía una barba que no era muy notoria pero le quedaba muy bien para ser sinceros. Tomando nuevamente la mano de su pareja, el beso sutilmente esperando que esta vez despertara.

-Lovino, por favor... despierta. No sabes cuánto te necesito en mi vida. Despierta amor mío, quiero ver de nuevo tus ojos avellana y aquella sonrisa que únicamente me dedicas a mí. Dame una señal que sigues aquí... y prometo luchar por ti.

Beso una vez más su mano esperando una respuesta, la cual la tuvo inmediatamente. Antonio dirigió su mirada aquella mano que estaba haciendo algo de fuerza; este se levantó un poco con cierta felicidad agradeciendo a aquel Dios por esa señal, pero lo que paso después...

-A-Antonio... -musito un tanto más cansado el italiano-

-¿Lovino? –Le miro con un tanto de incredulidad- N-no puede ser...

-P-pensabas... que te dejaría solo... -esbozo una sonrisa con demasiada ternura- idiota...

Antonio se le abalanzo en un tierno abrazo, dando cálidos besos en la mejilla de este y por supuesto musitando palabras que solamente ellos dos entendían. Lovino, comenzó a lagrimear al volverle a escuchar y poder volverle a ver. Muy dentro de él había luchado para estar de nuevo con él, noche tras noche siempre trato de apretar la mano y nunca funcionaba; hasta aquel glorioso día.

-Tu bebe no ha dejado de patear... -musito con algo de sonrojo tomando la mano del español- ha estado pateando desde hace unos días.

-Tal vez, él fue el que me ha estado despertando todas las noches para darme la noticia de que pronto despertarías.

-Probablemente tengas razón... -menciono el italiano para dedicarle un suave beso en aquellos labios ibéricos que tanto había extrañado-

-Debo llamar al doctor –musito el ibérico para separarse un poco-

-No destruyas este momento tonto –sonrió el italiano para proporcionarle otro beso pasional al ibérico- O si no prometo pegarte llegando a casa de nuevo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los días habían pasado, y Lovino yacía de nuevo en su casa atendiendo al español y por supuesto a ciertos inquilinos que habían llegado para "cuidarle" pero el terminaba haciendo todo. Un día en particular, tocaron a la puerta con cierto código que Lovino entendía; este con miedo, le menciono al ibérico lo que estaba ocurriendo. A lo que este con cautela, le pidió al hermano del italiano que por favor le cuidara y de igual manera a los otros dos alemanes corpulentos que yacían en la casa.

-Mi señor Lovino, somos nosotros.

-No está por el momento –musito detrás de la puerta el ibérico- ¿Qué buscan?

-Señor Carriedo, tenemos una noticia que probablemente traiga buena fortuna a su casa de ahora en adelante.

-¿Qué clase de "buena fortuna"? Después de lo que le hicieron ya no creo en nada de ustedes. Si piensan llevárselo para hacerle algo, créanme que yo mismo luchare.

-Para nada señor Carriedo, Lovino Vargas fue electo para ser el nuevo padrino.

Lovino abrió con grandeza los ojos y se acercó a la puerta, ignorando las peticiones de los otros a que no abriera; no podía hacer una grosería como tal sobre todo con aquella noticia. Antonio se colocó al lado del menor para cuando este último abrió la puerta, su sorpresa fue tal que la mayoría de la mafia yacía de rodillas con aquel traje característico para sus trabajos más sucios.

-¿C-como es posible que haya tomado el papel de padrino? –Menciono el italiano- No soy apto para este papel, debe de haber un sobrino o alguien más que pueda servirles yo no.

-Lamentablemente, –menciono uno de ellos- todos los posibles sucesores al escuchar la noticia de que el gran mafioso italiano había muerto; decidieron que nosotros podríamos escoger al siguiente padrino que gobernaría con cautela la organización, y a la vez con sabiduría.

-Por si no lo saben, no tengo la preparación para esto. Podría llevarlos a la ruina o inclusive a problemas mayores con otras mafias.

-No se preocupe... -otro de los mafiosos- Gustave Florentino el gran ex mafioso, ha dejado unas deudas muy grandes y ciertos problemas con otras mafias por su comportamiento. Creemos que usted será el indicado para acabar con todo esto.

-No lo sé... -desvió la mirada para comenzar a pensar en lo sucedido-

-Lovi, mi amor... -le hablo el ibérico para que prestara atención- No importa que escojas, yo iré a tu lado y te protegeré de todo.

-Antonio, es arriesgado este puesto. Al final, todos por avaricia querrán este puesto. –Le tomo la mejilla-

Antonio, al sentir ese cálido contacto beso esta misma como si no hubiera nadie más. Le miro una vez más a los ojos, los cuales reflejaban cierta indecisión por aquello que habían propuesto los otros. Se abrazaron, en donde el ibérico coloco la cabeza del italiano en su pecho; protegiéndolo de aquella situación tan estresante que se presentaba enfrente de ellos.

-Tomamos el puesto –musito por ultimo al ver a todos los presentes asentir y hacer el juramento frente a ellos-

"Paz y lealtad, castigo y venganza. Es lo que cada uno va a practicar, es lo que se ejercerá; no se castigara en son de culpa o por una herida cualquiera. El que intente arrastrar a uno al infierno, otros cinco más vendrán a vengarlo.... No importa que, nuestra vida será enteramente para ellos y para nuestro padrino."- Aquel juramento sonó por los alrededores, haciendo sonreír a la pareja que había aceptado un nuevo futuro.

Lazos de altamar (Spamano) #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora