Amor...

2K 242 75
                                    


¿Todo había terminado o sólo se trataba de una paz temporal?

Siquiera podía llamársele así, nadie sabía qué sucedería luego y eso no les daba lugar para estar tranquilos. Quizás, Monokuma pronto se las arreglaría para inventarse un nuevo motivo que pusiera la calma de la isla patas para arriba, nuevamente.

Y ni que ahora todo estuviera perfecto...

Peko había sido encontrada culpable. Y la desgarradora historia detrás de aquel impulso de asesinato, la cual involucraba a Peko y a Fuyuhiko en partes iguales, era un tanto triste. En realidad, era una verdadera tragedia.

En esos momentos los demás sólo podían rogar que Fuyuhiko se recuperase, que sanara las heridas provocadas por interferir en la ejecución de Peko. Sin embargo, no sólo se encontraba herido físicamente, por lo que hizo notar. La tristeza que lo había llevado a llegar hasta allí, hacia ese nivel de desesperación...

Era realmente increíble que aquello se estuviera consiguiendo, el guiarlos a todos hacia esa meta, donde no había otra opción que entrar en pánico.

Pero, en ese momento, lo mejor era serenarse. Había que tratar de ignorar los rastros de tensión que andaban volando por el aire, no dejarse llevar por aquel maldito juego de vida y muerte.

Esa misma noche, luego del trágico juicio escolar, Hajime se encontraba en la playa de la segunda isla, parado a la orilla del mar. Sus ojos se encontraban cerrados, así sus otros sentidos se agudizarían.

El viento chocaba con su cuerpo, suaves golpes que lo ayudaban a relajarse luego de la tensión y el estrés que los asesinatos provocaban. El ruido del mar, tan pacífico y real, que le hacía creer que simplemente había tomado unas simples vacaciones, que esa era la única razón por la cual se encontraba en la isla.

Sin embargo, si abría sus ojos y se daba vuelta, detrás de él se encontraba el lugar donde Peko había asesinado a Mahiru hacía no mucho tiempo atrás. Frunció el ceño, molesto por el hecho de tener aquel pensamiento en su mente dando vueltas. No era el momento, ¿acaso no estaba allí para relajarse?

Quizás no era el mejor lugar, ni el momento, para ponerse a meditar sobre estar calmado. Todo era un maldito caos, no sabía muy bien cómo evitarlo a esas alturas. Llegó al punto en el que siquiera cerrando los ojos podía negar la realidad. Aquella desesperanzadora realidad que los tenía atrapados a todos en aquel juego, uno de locos.

Finalmente, rindiéndose ante la imposibilidad de pensar en positivo, abrió los ojos y fijó su vista en el cielo estrellado. Al menos estaba seguro de que aquella vista era hermosa, pacífica y...

-Una vista bastante esperanzadora, ¿verdad, Hinata-kun? -esa voz, le era fácil reconocerla. Quizás era la única persona que podía mantener aquel tono al hablar, tan contento, cuando todo se estaba cayendo a pedazos.

No pudo evitar voltear, sabía que se encontraría a Nagito allí. Éste de a poco se le fue acercando y, aunque no le agradaba mucho la idea de que él interviniese en su tranquila soledad, no trató de echarlo.

-Sinceramente, jamás me había fijado en las estrellas. Pero se ven tan brillantes, increíblemente llenas de esperanza, me tienen cautivado -una de sus típicas sonrisas se hizo notar, y Hajime no pudo evitar concentrarse en el brillo de los claros ojos de Nagito al observar fijamente al cielo nocturno. Era como si las estrellas se reflejaran en sus orbes verdes.

-¿Qué haces aquí? -fue la primera pregunta que se le ocurrió.

-Oh, no pensé que me preguntarías eso. En todo caso, yo iba a hacerte esa pregunta -Nagito se encogió de hombros, la sonrisa no se desvanecía de su rostro-. Simplemente estaba aburrido.

Amor... [KomaHina] [Oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora