Parker
27 de Octubre - 3:05 p.m.
Paula me siguió tan solo a la entrada, al parecer tenía miedo, miedo por mi. Hacía en mes que comenzaron a llegarme las cartas de ese hombre. Cuando las encontré, se hallaban aglomeradas sobre el armario que había cerca de la entrada de mi casa. Al parecer "él" me había estado viendo desde hacía un tiempo, lo que no entendía era: ¿dónde?
Con el transcurso del tiempo, más cartas llegaron. En su contenido, esa persona se mostraba como alguien inofensivo, pero no debía bajar la guardia. La información que me proporcionaron sus cartas me hicieron paranoica. Cada vez que cruzaba una calle o caminaba frente a una casa, parque o tienda, no paraba de mirar a todos lados.
Al principio pensaba que se trataba de una broma, solo unos chicos burlándose de mi. Pero, las cartas no pararon de llegar.
Se expresaba de forma tan dulce y poética que, en ocasiones, llego a enternecer mi corazón. Siempre que tenía problemas, volvía a leerlas, me sentía aliviada en esos momentos por aquellas palabras. Pero, al día siguiente me arrepentía de haberlo hecho. Encontrar alivio en los pensamientos de alguien a quien no conocía, era detestable para mí. Esa persona podría representar un peligro y, yo bajaba la guardia ante un posible agresor, por unas simples palabras.
En su última carta me pidió ir a esta, su casa, con el objetivo de conocernos. Al principio dude, no iría sola a un lugar desconocido. Pero, tampoco quería exponer a alguien a el posible peligro que significaría ese hombre.
La dirección y hora del encuentro se describían en la carta. Medité mi decisión, sería riesgoso ir a ese lugar. Además se encontraba apartado del pueblo.
El día de nuestra cita había llegado y me encontraba nerviosa. Paula había decidido acompañarme este día, solo para asegurarse y asegurarme de que nada malo me ocurriría. Habiamos tomado un taxi para ir. Paula había notado mi inseguridad y con dulces palabras trataba de calmarme. Pero, aún con sus esfuerzos por hacerme sentir bien, no dejaba de pensar en lo ansiosa que me encontraba por la situación. Al llegar, la sorpresa logró disipar por unos minutos la ansiedad y el nerviosismo. Nos encontrábamos frente a un lujoso lugar.
Paula
27 de Octubre - 3:15 p.m.
No comprendo ¿como ella se mantenía en calma?, era ella quien me había convencido de venir a este lugar. A pesar de lo que pasara, era mi amiga, pero no me sentía con las agallas para poder acompañarla en todo. Sam se negó a venir, pero no era solo por miedo. Era por que él ya había hecho planes hoy, ¿quien no los tenía en un viernes?
—¿Acaso no vienes, Pau? —realmente no quería ir, ya que a pesar de todo a quien habían invitado, era a ella.
—No, no quiero... y no fui invitada... solo estaré aquí, ¿de acuerdo?
—De acuerdo. —dijo ella con una leve sonrisa. Se veía tan serena a pesar de lo que pasaba.
Me quede en la entrada, ella avanzaba por el largo camino hacia aquella mansión a la que "esa persona" la había invitado. Ver eso hizo que recordara cuando ella me hablo de las cartas.
06 de Septiembre - 9:45 a.m.
Ella estaba en su asiento frente a mi. Estábamos en clase de química y recuerdo claramente lo que estábamos haciendo, transcribíamos la electro negatividad de: el Boro, el Neón, el Litio y el Magnesio.