Capítulo 5 †

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Erin Evans 

  — Tutut la la la pa ra pa pa  ra......— golpee mis rodillas dándole ritmo a mi canción improvisada, ¡Agh! Tengo hambre, podría matar por un pedazo de carne o comerme a la persona que mate, el punto es que tengo hambre y la idiota de Lorein que no viene ¡¡Dios!! pero es que esta chica es muy estúpida, cuando venga le reprochare la espera. Mire en dirección a la puerta por donde apareció ella con una gran sonrisa.  

  — Buenos días, Erin.

 — No se que le ves de buenos, Lorein, ¿Acaso eres idiota? Hace horas que estoy esperando para salir y comer. 

  — Perdón, Erin, pero tuvimos un problema en la sala de Hanna Dias.— me senté en la cama, ¡Oh mierda! también tengo sueño, me pasan todas hoy.

  — ¿Esta bien la estúpida? — Deje salir un bostezo de mi boca.  

  — Si, esta bien, solo son sus ata....

  — ¡¡Shhh!! Cállate, solo te pregunte como estaba no necesito enterarme de su vida— me pare de la cama.

 —¿Vamos?— dijo con una sonrisa 

  — Deja de sonreír pareces drogada. — la sonrisa que tenia hace minutos de desvaneció, creo que el afecto lo que le dije, ñeh como si me importara los sentimientos de las demás personas.

Salimos de la habitacion para comenzar a caminar por el pasillo.

 — Erin

  — ¿Que quieres?

 — No deberías de ser amiga de Hanna, ella tiene ataques depresivas y asta un punto que pueden ser violentas, podría lastimarte en una de sus ataques. — pare de caminar, ella se dio vuelta y me miro.

 — Debe de sufrir esquizofrenia, nada peligroso para mi, es mas yo sufro eso ¿Recuerdas? en una de mis ataque te apuñale en la pierna y luego a tres enfermeros.

  — No, ella no sufre de esquizofrenia, solamente tiene ataques depresivas o al menos es lo que nosotros creemos 

  — Te soy sincera, me vale mierda lo que ustedes pienses, son todos unas mierdas que buscan drogar a la gente legalmente, y con todos me refiero a TODOS, Lorein. — comencé a caminar al igual que ella 

  — Lo se, no espero afecto de ti, sabes, Erin, yo creo que eres una muchacha inocente que solamente la sociedad te convirtió en una... — paro de hablar.

  — ¿Una? ¡¿Una?!

  — Una psicópata — eche una carcajada

 — ¡¡Pues claro!!—comencé a reír.

 —¿Podrías no reír? Tienes una risa que causa escalofríos, sin contar que das miedo. —me encoji de hombros sacando-le importancia.

—Lo se, me lo dijo sonrisas

—¿Quien..—La deje hablando sola y me fui a buscar una bandeja para luego llenarla de comida EH ir a sentarme en mi famosa mesa.

Estaba comiendo y mirando la pared cuando una chica de cabellos negros se me puso enfrenté.

—¿Podrías correrte estoy viento la pared si no te importa?—me miro con una sonrisa y se sentó en él asiento de Hanna.—¿Podrías irte? No me gusta sentarme con gente que no me cae bien.

—Soy Samanta Sebastiano. —me estiró su mano dejando ver una cicatriz del lado de sus venas, no acepte su mano.

—Lo que me faltaba una suicida —suspire y la mire con una ceja levantada.

En el manicomioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora