La extraña silueta

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2002
En un pasado muy muy pasado.

Eramos niños, hacíamos lo que sentíamos no lo que debíamos

León

Siento como mis pies hormiguean, esta obscuro aquí adentro y en cualquier momento van a encontrarme, gran idea esconderse en el armario Amarillo, Le recrimino y este responde con su voz delicada.

— No seas tan negativo—.

Su voz hace eco en mi cabeza y me siento un poco mal por ser tan rudo, pero sigo molesto.

— No es como si pudiera ser muy positivo ahora.—

De todos modos no puedo culpar a un producto de mi imaginación.

— León te recuerdo que puedo saber todo lo que piensas, estoy en tu mente idiota— Su delicada voz toma firmeza, y detrás de la suya aparece mi otro compañero con tono seguro.

— No necesitamos ser positivos, necesitamos soluciones.—
— Gracias Verde, pero ¿Dónde voy a encontrar otro escondite?— Dije en mi mente frustrado.
— Oye doy concejos, no hago milagros.—
— Chicos escucho a alguien, será mejor si nos movemos— Nos interrumpió Amarillo, a lo que Verde proscedio a imitarlo burlescamente.
— ¡Ay chicos! viene alguien me creo mucho mas listo que ustedes bla bla bla.—
— Ya cállense.— dije porque me distraían de ver quien se acercaba.

Salgo del obscuro armario de los vestidores del gimnasio, algunos balones se escapan en mi intento por no hacer ruido.

— ¿Donde están Claudia y los demás?—

— Pues algo me dice que eres el único tonto que queda por aquí— Suelta verde algo sarcástico, aunque en cierta forma tiene razón.

— No lo escuches Leo, ¿porque no buscamos un escondite afuera?—

— Tampoco es como si pudiera ir solo.— Me hace gracia el hecho de discutir con personas que ni siquiera puedo tocar.

Salgo en silencio del gimnasio y busco con la mirada a mi amiga, pero solo me encuentro con un lindo atardecer que se aprecia en el patio lateral, las luces de mi escuela siguen prendidas y al parecer los padres siguen en la reunión del curso. Sin saber porque, mis pasos comienzan a avanzar a la puesta de sol que me tiene hipnotizado, mientras camino a paso lento, y a los lejos en los barrotes que recorren toda la escuela estoy seguro de que vi un niño de baja estatura es bastante delgado, su pelo rubio brilla en contraste con el sol y yo, me quedo paralizado pues antes de decidir si hablarle o no alguien me agarra del uniforme.

— ¡Te encontré!— Gritó Francisco en mi oído y yo cierro los ojos muy fuerte por el susto, al abrirlos nuevamente el niño de cabellos rubios ha desaparecido y yo me quedo consternado— ¿Estas bien Leo? Ven acompáñame con los demás te buscamos por todas partes si que eres bueno escondiéndote claudia estaba empezando a preocuparse—.

No hago mucho caso al parloteo de Francisco, sigo pensando en ese niño misterioso ¿Porque estaría tan solo?, con respecto a Francisco en mi opinión el escondite era muy malo como para que no me encontrasen. Guardo silencio de todos modos y espero a que lleguemos con los demás, cuando miro hacia el frente me encuentro con Claudia que esta roja, osea enojada, la conozco muy bien.

— ¡¿Dónde estabas?!, ¡Acordamos juntarnos en el comedor!—

No sabía que responder, la verdad lo olvidé por completo.

— Lo siento chicos jejeje— Claudia suspira y revuelve mi castaño cabello que según ella es tieso como una escoba.

— Parece que has estado usando acondicionador—.

Claro De EstrellasWhere stories live. Discover now