¡Oh, No Bucky!

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Soldado de invierno, eso es lo que eres, un arma para matar, debes seguir las ordenes y solo reportar las misiones, si llegas a rebelarte en nuestra contra pagaras las consecuencias.

Un arma para matar, frió, casi sin alma ¿Quien era el? ¿Que hacia en un lugar como ese? Un desecho, eso era, un ser que solo busca un poco de sentido a una vida llena de acertijos.

Intentaba recordar, ¿Quien era el? Soldado de invierno, puño de HYDRA listo para matar, eso era, un asesino, que buscaba perdón en un corazón lleno de rencor y decepción.

Maldita sea, ¿Que hacia ahí? Miraba fijamente su arma, probablemente pensando en como se sentiría abandonar este mundo, que para el ya no tenia sentido, era como el príncipe con la daga en el corazón.

Si me la sacas me muero, pero si la dejas también moriré.

En su caso, si se quedaba, HYDRA lo volvería a tomar como su marioneta, pero si se iba, moriría con la incertidumbre de saber quien fue alguna vez.

Solo tenia un recuerdo y unos mas que parecían simples destellos que vagaban por su mente, pero el mas claro, era el que mas dolía.

Tenia una nueva misión, matar a un maldito soplón, quien teniendo gran conocimiento sobre HYDRA, a final de cuentas decidió romper, o mejor dicho, clavarles un puñal en la espalda y desembuchar todo lo que sabia.

Gran error que había cometido.

Quien traiciona HYDRA, muere, debió haberlo pensado antes, nunca debió haber dicho todo lo que sabia, seria la primera victima de su mas grande invento.

El soldado de invierno.

Un esclavo, eso era, que solo recibía ordenes, su misión era matar al bufón que se arrepentiría de haberlos traicionado.

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Entro a paso firme al pequeño establecimiento, llevaba un gran buzo rojo que con su capucha cubría su rostro y a la vez ocultaba perfectamente el brazo de metal.

Un hombre mayor, usando su bastón, lentamente tras el mostrador se dirija hacia su tan peculiar cliente, al cual no podía ver bien su rostro, solo algunos cabellos castaños asomaban desde la enorme capucha que ocultaba su identidad.

-¿En que puedo ayudarlo?.-

El contrario dio un pesado suspiro, saco su brazo izquierdo, sí, el tan inquietante brazo de metal que tenia una estrella roja.

Solo se podía ver su mano metálica, la cual poso sobre el mostrador y como si estuviera impaciente, con cada uno de sus dedos picaba el vidrio, una y otra vez.

El anciano alarmado, deslizo una mano hacia la pared, la cual contaba con un pequeño botón rojo, que en caso de emergencia al ser presionado alertaba a la policía.

-Quien traiciona HYDRA, muere.-

En un rápido movimiento, saco un arma de su pantalón y por instinto, o mas bien, mandato. Apunto hacia el anciano que yacía pálido del miedo.

-Por favor, no me haga daño.- Suplico.

-Quien traiciona HYDRA, muere.-

Se encamino hacia el anciano, quien prácticamente estaba de rodillas, como si estuviese rezando.

-Solo hice lo correcto.-

-Quien traiciona HYDRA, muere.-

Con su brazo de metal, tomo al anciano por el cuello de la camisa, elevándolo en el aire, miro hacia arriba y su capucha se fue hacia atrás, dejando ver su identidad, dejando al descubierto el rostro que mas adelante seria recordado, como uno de los mas crueles asesinos.

El anciano soltó el bastón que aun tenia en manos. Después de tanto tiempo nunca creyó volverlo a ver, era el, era...

-¿Bucky?.-

El castaño nunca cambio su fría mirada, era hora de terminar su misión, su primera misión, la cual jamas olvidaría y lo atormentaría por el resto de sus días.

-¿Quien demonios es Bucky?.-

Disparo a sangre fría, 17 veces, en el mismo punto y en menos de 10 minutos había terminado con éxito su primera misión.

Pero ese era el comienzo, el comienzo de una nueva era que con ella cobraría miles de inocentes vidas.

Un asesino, un ser sin corazón, de eso lo habían calificado por tantos años, no merecía seguir viviendo. No podía soportar el hecho de que mato una de las personas mas importantes en su vida, había asesinado a Thomas.

Quien traiciona HYDRA, muere.

Ahora era su turno, ahora el debía morir, escapar de las manos de HYDRA fue traición, ahora pagaría con la misma moneda, ahora sentiría lo mismo que cada una de las personas que mato.

¿Cuales serian sus ultimas palabras?

¿Cual seria su ultimo pensamiento?

En su mente solo pudo ver un pequeño rubio, el cual en un abrir y cerrar de ojos había cambiado completamente, era fuerte y llevaba un escudo.

Vio un recuerdo que le confundió demasiado, esta vez era el mismo rubio pequeño, quien tenia un gran sonrojo, se inclino tímidamente hacia el y le dio un beso.

-Steve...-

Esas definitivamente serian sus ultimas palabras y ese su ultimo pensamiento.

Puso la fría boquilla del arma en su boca y cerro los ojos visualizando nuevamente el recuerdo anterior.

Una lagrima bajo por su mejilla.

Lo siento tanto Steve...

Miro por ultima vez la habitación en la que estaba, era fría, como su corazón, hizo una cuenta regresiva.

3...

2...

1...

Jalo el gatillo.

La puerta se abrió y seguido de ella se oyó un gutural grito.

-¡Oh, No Bucky!.-

El sonido del disparo resonó por toda la habitación.

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