Capítulo 13

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-Mmm.... no- el color se me subió al rostro al haber sido descubierta en mi análisis visual de aquella maravilla que era su rostro.

Después de un silencio incomodo, en el acomodo de ideas, nuevas sensaciones y miles de cosas que hacían que mi estomago se moviera, una luz llego a mi razón y pudo conectar con mi lengua y hacer salir mi voz.


-Ammm... me decías que Louis había aceptado. ¿Cuando seria?-dije.

-Bueno, si quieres, mañana mismo- comentó, animado.

-Mañana...¿pero que tal si le dan a Sharon el trabajo?

-Buen punto, entonces sería quizá hasta el domingo-reflexionó.

-No falta mucho, de todas maneras- dije, sabiendo que mañana era viernes.

El mozo llego y coloco los platos denante de nosotros. El olor a queso fundido de lasaña se adentro en mi nariz y mis tripas rugieron. La sonrisa de Wes apareció fugaz e sus labios y el rubor tímido en  is mejillas.

Mientras comíamos saque varias fotografías del lugar y justamente como la vez anterior, el rostro de Wes apareció furtivo entre algunas. No sabia que pasaba, no sabia por qué cada vez que Wes hablaba me maravillaba tanto,no sabia tampoco por que cuando me miraba algo se removía en mi estomago, ni tampoco sabia porque cuando mencionaba mi nombre me sentía especial. Eso me obligo a pensar en Sharon y sin saber tampoco por que, me sentí culpable de pronto.

Todos los intentos por hacer que el no pagara mi comida fueron en vano. 

-Soy un caballero-termino por decir y antes de que yo le refutara algo tendió el dinero sobre la mesa.

Me llevó de regreso hasta el departamento de Sharon, mientras que la fierecilla rogaba encontrar alguna manera de extender el tiempo y si era posible hacerlo parar. Aquello me daba miedo, porque yo también lo desee. Cuando llegamos, el subió conmigo encaminando sus pasos junto con los míos.

-Espero que a Sharon le hayan dado el puesto- musite, mientras mis pies medio cansados, subían desganados los escalones del edificio.

-Yo también. Sueña con eso desde hace tiempo-concordó

-Exacto,se que le haría bastante feliz estar dedicando su tiempo a a lo que le gusta bastante hacer-sonreí.

Abrí el departamento y oí el chasquido de la llave al quitar el seguro,entonces Wes  siguió mis pasos y se adentró también. Una rara combinación entre la extrañeza y la emoción creció repentinamente en mi fuero interno. 

Me le quede mirando cuando cerro la puerta.

-Son las tres y treinta, seguro que le dieron el trabajo-dijo, observando el reloj que colgaba de la pared.

-¿Tu crees?- pregunte mientras sentía la fierecilla celebrar de emoción y no precisamente por una buena razón.

-Sí,¿te molesta si la espero?-preguntó , jugando con una manzana que había tomado de algún lugar de la cocina.

-No, por supuesto que no, siéntate.

La fiera celebro aun mas , que el tiempo con Wes se me había expandido, al menos hasta que Sharon llegará. Esa ultima idea no le agrado del todo a la fierecilla. El día termino, Sharon había llegado pasadas las cinco de la tarde anunciando jovialmente su nuevo empleo y Wes, luego de tres horas se había marchado.Ahora yo no me encontraba recostada en mi cama, mirando el techo de nuevo, como en la noche anterior; haciendo un análisis del día transcurrido y trayendo a mi mente aquel perfecto rostro, maravillandome al recordarlo.

Rebusque entre las amarillas hojas e aquel grueso libro de anuncios un buen laboratorio para imprimir las fotos que haba tomado ayer. Sharon había partido temprano a su empleo y llegaría tarde, así que tenia que buscar alguna manera de pasar el rato.

Refunfuñe para mis adentros por no entender nada de lo que me mostraba e libro y me pregunte entonces como podría encontrar el laboratorio si no sabia si quiera leer el anuncio.

Definitivamente  tenia que aprender italiano. Aquello idea me hizo penar en Wes y reí como una tonta al recordarle.

Pero eso abrió paso a una pregunta que me hizo fruncir el ceño...¿por que? Sin embargo, no era tan tonta como para no entender absolutamente nada de ese anuncio, me ubique un poco al distinguir las imágenes y garabatee la dirección d aquel lugar que parecía ser lo que yo buscaba.

Salí del piso con la dirección en mente que afortunadamente había encontrado en la guía, mientras trataba de acomodar mi cámara fotográfica en el morral color vede que cruzaba por mi pecho.Mis pies siguieron caminando entre tanto que intentaba introducir la cámara y de pronto mi andar se vio interrumpido al chocar con otro cuerpo.

-¡Lo siento!dijimos ambos al unisono. 

Manual de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora