AL día siguiente Valeria se levanto temprano, se vistió y bajó a desayunar, debía prepararse para ir al instituto. No había nadie en la cocina y solo había una nota que decía: "Valeria nos hemos ido a los nuevos trabajos preparate el desayuno y vete al instituto al lado de esta nota tienes los datos para entregarselos al director. Un beso Mamá y papá".
Era lógico y normal en sus padres, siempre salir pitando antes de que ella se levantara, eso no le gustaba ni un pelo pero debía aguantarse era ya mayorcita para discutirles sobre eso.
Desayunó tomo sus papeles, y salió por la puerta, cogió su moto nueva la que sus padres le habían regalado por su 97 años y salió hacia el instituto. Cuando iba montada en esa preciosidad parecía como si volara a ella le encantaba esa sensación, por eso le encantaban los aviones y los deportes de riesgo, siempre que podía hacia Puenting o Paracaidismo o incluso Parapenting, total que podía pasarle.
Al llegar se dio cuenta de la fatalidad, era un colegio en que había que llevar uniforme osea que era un colegio para "repipis", lo que faltaba. Bajo de su moto y se quitó el casco, todo el mundo la miraba con atención, probablemente porque entre toda esa gente vestida con uniformes rojos y negros descaba un poco, pero aun asi lo ignoro estaba demasiado acostumbrada. Cogió su mochila y salió escopetada hacia el edificio, entró por la puerta y se dirigió rapidamente hacia el despacho de la directora. Llamó antes de entrar y una voz muy afeminada y cursi respondió:
-Adelante porfavor- a Valeria casi le da un ataque de risa al ver a su directora, iba toda vestida de rosa, era rubia de ojos azules, la "pija" más pija que había visto en su vida. "Esto va ha ser divertido" pensó.
-Oh tu debes de ser Valeria la nueva estudiante- contesto la directora de voz cursi- yo soy la directora, soy Olivia Jones, pero tu debes llamarme señora directora o señora Jones, como quieras.
"Lo que faltaba ahora me viene con exigencias, pues a mi no se me gana asi, si no aparentara ahora mismo 16 le diria unas cuantas a la tiparraca esta" pensó, pero no dijo eso.
-Oh encantada señora Jones- respondó forzando una sonrisa- estoy realmente encantada, lo unico desagradable es que no me había avisado al apuntarme que debía llevar uniforme, auqnue hoy no podré llevarlo probablemente mañana lo obtenga. Valeria sabia como tratar a gente como esa.
-No te preocupes querida, hoy no hace falta que lo lleves-respondió con dulzura-bueno vamos será mejor que te lleve a tu clase y te presente a los compañeros, si no llegaremos tarde.
Se levantó y con la mano empujó a Valeria por la puerta, mantuvo su mano en la espalda de Valeria empujandola hasta que llegaron a su destino, un aula, para ser exactos el aula 312. Gracias a dios por fin la soltó y abrió la puerta, esntró y detras de ella la siguió Valeria, el aula estaba ya llena de alumnos concentrados en sus trabajos, y al profesor escribiendo en la pizarra, al oirnos entrar todos dejaron lo que hacía, la direcotra se acercó al profesor y le susurraba algo mientras Valeria estaba plantada frente a sus nuevos compañeros, sintiendo como la miraban, la analizaban según su aspecto y la rechazaban o la aceptaban.
Hechó una mirada por la clase y vio sorpendida al muchacho que la otra noche la obserbaba tras la ventana, el chico la miro una vez y siguió centrado en su tarea, Valeria cada vez se sentía mas extrañada, primero la muraba y la espiaba en su propia casa y ahora ue podia mirarla todo el tiempo que queria no le hacia ni caso, ese chico era relamente confuso.
-Bueno.chicos- dijo la directora sorepndiendo a Valeria y sacandola de sus ensoñaciones- esta es vuestra nueva compañera de clase Valeria Undying, espero que la trateis como a una mas, y no como a la chica nueva, portaros bien con ella. Y dicho esto salió por la puerta.
El profesor se me acercó y me dijo en voz baja:
- Te diría que puedes sentarte donde quieras pero solo hay un sitio disponible, el que esta al lado de Alex- dijo señalando a mi supuesto vecino, asentí con la cabeza y me dirigí hacia la silla vacia junto a Alex.
-Hola- le saludé- ¿puedo sentarme?
-Si-respondio- es el único sitio que queda libre asi que entiendo que quieras sentarte.
Valeria se sonrojo, que raro en ella, casi nunca le pasaba, pero hizo como simpre que eso le pasaba saco su furia interior y se preparo para contestarle a cualquier cosa que dijera o hiciese, pero no le dio tiempo porque sonó el timbre y el chico salió disparado de alli sin dirigirle la plabra, desde ese momento le cayó mal.
Era la hora del almuerzo, tendria que soportar la mirada de todos y los chistes malos sobre su ropa o su pelo, pero le daba igual, estaba acostumbrada, realmente despues de pasar 98 años por lo mismo una se acostumbra. Pero cuando entró en el comedor, vio algo que la dejo pasmada, algo que no creía que iba a encontrar en ningun instituto, ni siquiera era pensable.