Kappa vs. Delta || Chanbaek/Baekyeol ✔

Capítulo 8

Una noche, mientras dormía y soñaba con Leonardo DiCaprio, algo me despertó repentinamente. Había alguien más en la habitación, a parte de Soo y yo. Alguien estaba hablando algún tipo de lengua extraña. Presté atención por si podía ser pársel, porque era muy potterhead, pero no reconocí ni una palabra.

Me incorporé en la penumbra, confundido, y pude observar cómo Kyungsoo se levantaba de la cama sin hacer ningún gesto. Al parecer era él quien estaba hablando, pero era como si estuviese invocando a algún espíritu. Tenía la sensación de que hablaba para atrás, como la niña del exorcista, y me entró un poquito de miedo. Más bien, me meé encima. Soo salió de la habitación murmurando cosas en satánico, y yo lo seguí solo por curiosidad.

Saliendo de la habitación pude ver que se dirigía a las escaleras, soltando un discurso en marciano. Dios, no quería estudiar otra lengua más para poder entenderlo, tenía suficiente con las que ya me sabía. Lo miré bien, iba descalzo y tenía los ojos dados la vuelta. No sabía que Soo era sonámbulo, vaya.

Me dio miedo que se cayera por las escaleras, pero por lo que vi, las bajó sin ningún problema. Sin hacer mucho ruido, lo seguí hasta el piso de abajo. La verdad, tenía mucho miedo, aunque fuera mi amigo quien hablaba, ¡aquello no era normal! Satán lo estaba poseyendo. Cuando se dirigió hacia la cocina a por un cuchillo, corrí hacia él y se lo arrebaté. Empecé a gritar muy masculinamente, pero no me oía, estaba en una especie de trance.

Pensé rápidamente qué podía hacer, y tras muchas ideas descabelladas, encontré la más normal: ¡lo llevaría a la parroquia del campus a que el cura lo exorcizase! Cogí a Soo de los hombros y lo arrastré fuera de casa. No caí en la cuenta de que estaba descalzo, pero bueno, ya había salido de casa y no iba a volver a entrar solo por eso, pff.

El campus de noche, con tanto frío y Kyungsoo murmurando cosas sin sentido, daba mucho, mucho miedo. Yo iba sollozando, solo un poquito, esperando que no me hiciese nada el demonio que llevaba dentro. Cuando vi la iglesia, me apresuré a arrastrarlo dentro. No había absolutamente nadie, aunque las luces estaban encendidas. Lo llevé al altar y lo senté como pude, a pesar de que se revolvió. De repente, de una puerta secreta, apareció el cura, ya vestido.

"¡Padre, por favor, mira cómo habla mi amigo! Debe ayudarlo a que vuelva en sí" dije preocupado.

"Paciencia, hermano, primero le echaré un vistazo a nuestro compañero" y se agachó para observarlo. "Ojos en blanco, palabras al revés... Lo que me temía, tiene al demonio dentro" se encogió de hombros.

"¿Y no piensa hacer nada?" solté algo molesto.

"Coge tu rosario, hermano, vamos a rezar para que se le vaya todo."