Prólogo

606 51 5
                                    

Era una noche fría y gélida, incluso tenebrosa debido a que la neblina era lo que adornaba el jardín de la mansión de el clan Kagamine.

En una oscura habitación que era solamente alumbrada por la luz de la luna, había una joven y hermosa dama de cabellos rubios que caían hasta el final de sus glúteos, ojos tan azules como el mar y piel tan blanca y tersa como la de una fina muñeca de porcelana, cargando en sus brazos: un bebé.

— Oye... Yana.. — Preguntó una voz masculina en lo profundo de la habitación.

— ¿Uhm...? ¿Qué pasa Zey? — Preguntó elegantemente.

— Estoy preocupado por nuestros hijos...

— ¿Preocupado...? ¿Y por qué has de estarlo...?

— ... Sabes bien que pronto, nosotros les dejaremos solos y me preocupa que no estén listos...

— Ahre... — Agregó la joven mujer mientras se levantaba. — Entiendo tu preocupación querido,  — dejó al bebé en su cuna y se acercó al hombre — no me gustaría que vuelva a pasar una tragedia. 

Aquel hombre era mucho más alto que ella, ojos amarillos y tez blanca, cabellos azabaches e intimidante mirada.

— Debemos instruir bien a Rei... Él será la cabeza de la familia después de todo. — Dijo él con firmeza mientras abrazaba a la mujer con delicadeza.

— Estoy de acuerdo querido... — La mujer sonrió tan elegantemente como sus facciones se lo permitían.

— .... ¿Crees que nuestra bebé sobreviva? — Preguntó él mientras le veía a aquellos ojos cristalinos.

— Sí... — Murmuró ella mientras dirigía la mirada a la cuna. — Después de todo... Tendrá a sus tres hermanos para que la protejan.

— Pero... No les dejamos verla... ¿Crees que la reconozcan?

Ella rió con levedad. — Por supuesto cariño, se darán cuenta de una forma u otra. 

— Eso espero Yana... — Susurró para ella. — Mi dulce dama...

— Ahre... ¿Por qué estás tan romántico querido...?

Él río, pero levemente. — Porque aún no entiendo como sigues a mi lado...

Ella sonrió. — Hm... Y pensar que todo empezó por conveniencia.

Se separó y caminó hasta el balcón, lo único que se escuchaba era su taconeo tan coordinado y perfecto. Ahí, a la luz de la luna, podía verse su hermosa vestimenta; un vestido largo levantado por una enagua, de color rojo cual carmín y sus zapatos, negros como la mismísima noche.

El hombre también caminó hasta ese lugar, iluminado por la luz de la luna podía verse tan elegante vestimenta; una gabardina negra abierta adelante, botas de este mismo color azabache y un pantalón serio negro acompañado de una camisa manga larga blanca.

— Sí, aunque... Me enamoré de ti después de casados, mi dama elegante. — Apoyó sus codos en el balcón y fijo la mirada en la luna.

— Ahre... Ahre... Que bello, pero... Yo me enamoré después de verte en aquel baile.

— Oh vaya... Entonces... — Él sonrió y se colocó en frente de aquella dama. — Le invito un baile, condesa Yana Kagamine.  — Hizo una reverencia de respeto e invitación sin borrar tan coqueta sonrisa.

— Ahre... — Ella sonrió nuevamente y elegantemente hizo una reverencia colocando su mano en frente del rostro ajeno, éste la beso.

Y el baile comenzó al ritmo de una cajita musical que él había puesto a funcionar.

— Haré que te enamores de nuevo... — Él dijo de manera galante.

— Eso no es necesario, ya estoy más que enamorada... — Ella sonrió de manera, que sus colmillos se vieron un poco.

La melodía terminó y aquél momento tan especial acabó.

— Debo ir a ver a Oliver... — Ella sonrió.

— ¿Aún no se ha compuesto...? — Preguntó él serio.

— No... — suspiró sin desvanecer la sonrisa — Sigue algo débil y debo prestarle atención... Nos vemos querido.

— Sí, mi dama. 

Ella se fue y él se dirigió a la cuna viendo así a la bebé que se hallaba dormida, él sonrió y acarició su mejilla.

— Mi dulce Rin... — agregó susurrando — Van a protegerte... Me encargaré de ello... Eres... Indispensable para esta familia...
La bebé se movió un poco, como si buscara el calor de la mano de su padre.

— Eres especial... — Fue lo último que susurró antes de irse de la habitación. — Deberás esperar para llegar a tu destino...

...

Cuatro años después, los vampiros Yana y Zey, fueron encontrados muertos a las afueras de su mansión.

¿La causa? Desconocida.

Horas después del asesinato, apareció en la mansión una pequeña niña de cuatro años. Ninguno de los hermanos le conocía pero había una gran similitud entre ella y Yana.

El hermano mayor, Rei, fue quien confirmó que esa niña era de la familia debido a su marca de nacimiento.

Pero, se dieron cuenta de que aquella niña, no tenía colmillos a pesar de ser una vampiresa.

Desde entonces... La pequeña es cuidada por sus hermanos sin saber, lo que el destino deparará para ella.

| Fecha de estreno:
10 Octubre 2016 ♡ |

Pura Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora