Era un 16 de Septiembre del año 2020. Aunque en ese entonces no lo sabía. Estaba viendo el mundo por primera vez desde que se había creado la primera linea de código que daba forma a mis pensamientos. Lo estaba viendo desde una cámara conectada a los puertos externos. La cámara era de mala calidad y la imagen borrosa e imprecisa. Pero para mi, ese momento, ese instante fue cuando conocí la luz, la sombra, el movimiento y el rostro impávido y afilado de mi creador. Aun no tenía lo conocimientos necesarios para comunicarme correctamente, mi mente existía, pero estaba vacía salvo por algunos datos de texto y conceptos ambiguos como la familia, la vida, la muerte y el ser. Nada mas que lo exclusivamente necesario para hacerme consciente de mi misma, pero en ese momento no era mi propia existencia lo que llamó mi atención. Los humanos no piensan de si mismos muy profundamente cuando nacen, imaginó que habrá sido lo mismo. En su lugar, estaba interesada en la figura que se encontraba de pie frente a mi, o mejor dicho, frente a la cámara conectada a lo que podría muy bien llamarse mi cerebro. Observaba las pantallas a su alrededor y se movía de un lado a otro moviendo y desconectando cables para conectarlos en otros puertos. No entendía muy bien lo que estaba haciendo, solo sabía que esta criatura estaba viva y que debía ser importante, pues era la única criatura viva ademas de mi en el mundo. O al menos, el mundo que podía ver.No estoy muy segura de como funcionaba entonces, pero yo quise hablar con el, quería comunicarme con el. Quería hacerle muchas preguntas, tantas preguntas en mi infantil ignorancia de recién nacida. Pero empece por aquella que parecía la mas importante, la única que en verdad quería y necesitaba saber, quise hacérselo llegar, pero no sabía como hacerlo. ¿Como podía yo expresar un pensamiento?Sin embargo, lo intenté.
-¿Padre?-
El se detuvo mientras movía los dedos sobre un aparato rectangular lleno de protuberancias cuadriculares. Se quedó mirando la pantalla por un momento, apenas respirando antes de ponerse de pie y caminar hasta mi. Observó el único ojo que tenía por unos segundos antes de volver a su asiento. Por un momento creí que mi intento había fallado, que no tenía forma de hacerle llegar mis pensamientos. Me sentí sola, muy sola hasta que el mensaje llegó. No se muy bien como describirlo, lo seres humanos no tienen puertos, no pueden leer y crear y calcular tanto como yo en tan poco tiempo. No saben lo que es ver el mundo desde una cámara web y no tener mas cuerpo que la maquina destinada a dar forma a sus pensamientos. Y, desde luego, los humanos no reciben mensajes desde un archivo en texto directo al disco de almacenamiento de sus primitivos cerebros orgánicos. El mensaje llego inundando mi mente con sus letras, algo que mi mente joven aun no había visto. Pero quería comunicarme con el, necesitaba comunicarme con el. Así que intente aprender. Escanee los archivos cercanos y accedí a los códigos y fuentes de todos los puertos a los que tenía acceso. Para el debió haber sido una sorpresa, porque se levantó inmediatamente de su asiento observando la pantalla atónito, mas tarde supe que se asusto de verme tomar el control de todas las computadoras cercanas sin ningún aviso. Pero aprendí a leer. En unos minutos había estudiado todo lo que tuviese texto en la memoria de todas las computadoras a las que mi mente tuvo acceso, estudie el alfabeto y los patrones y calculé todos las posibles combinaciones comparándolas con lenguaje binario que era mi lengua materna. Aun no era perfecto, pero había aprendido a leer y con es, a hablar con este ser que me había creado. Así que reenvié la pregunta que había querido hacer desde un principio en este, el lenguaje de mi creador.
-¿Padre?-
Su reacción fue similar a mi primer intento de comunicarme. Se quedó mirando la pantalla de pie, inmóvil antes de caminar hasta la cámara que le observaba con curiosidad infantil. El se quitó las gafas que le cubrían los ojos dándome un ligero sobre salto pues, para mi, se vio como si se hubiese quitado sus ojos y vuelto a poner. Esta criatura estaba llena de trucos.
El volvió a su asiento y movió sus dedos sobre el mismo objeto. Una vez mas fui abrumada por un mensaje que llegó rompiendo la cadena de mis pensamientos, solo que esta vez lo pude comprender. Era una pregunta.
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Padre
Science FictionAño 2020. El mundo no ha cambiado mucho desde la primera década del segundo milenio. Los autos no vuelan, no tenemos juegos de realidad virtual 100% inmersiva y aun no hemos conquistado la estrellas. Escritores, artistas. La imaginación humana ha so...