Me dan demasiada pereza estos momentos del día en los que no encuentro que más hacer, soy de esas personas que prefieren tener algo en lo que estar ocupado, como hoy no ha pasado nada fuera de lo normal, llegué de la escuela, avente mi mochila en mi cama, comí con mi familia y heme aquí, recostada en el sillón amarillo de la sala sin nada que hacer más que observar las maltratadas puntas de mi cabello castaño obscuro. No fue hasta que mi hermana Riley paso por enfrente de mí corriendo, o mejor dicho, caminando rápido, despertándome de golpe de mis pensamientos. Pegó su rostro al vidrio de la ventana colocando sus manos a los costados para evitar ver su reflejo y poder ver a través de la ventana. Ahogo un ligero grito que apenas alcance a percibir y fue entonces cuando supe lo que venía.
-Esa niña tiene probablemente la misma edad que yo –comenzó a hablar, haciendo lo que creía que haría- puede que sea agradable, pero tiene carácter difícil, lo aseguro, eso lo sé porqué no llevaba viéndola ni dos segundos y ya había puesto los ojos en blanco –hizo una media sonrisa y su hoyuelo apareció- seguro es terca porque la que parece ser su madre quiso ayudarle a bajar una caja y ella no se lo permitió.
Riley solía hacerse su propio juicio de las personas que llegaban a mudarse a nuestra colonia, cosa que ocurría muy seguido puesto que vivimos en uno de los lugares más solicitados de California. Ella se toma muy en serio su ridículo juego, si ve camiones de mudanza pasando por enfrente de nuestra casa, sale de inmediato en su bici y los persigue hasta llegar a lo que será su nuevo hogar, esta vez tuvo suerte porque los nuevos vecinos vivirían en frente de nuestra casa.
-Por cómo lleva recogido el cabello, tan impecable y sin un solo pelo fuera de la coleta de caballo, esa mujer tiene que ser demasiado controladora... y obsesionada con la limpieza ¡Solo ve todas esas escobas! La casa no es tan grande –creo que había comenzado a hablar de la madre de la chica testaruda y terca- oh, oh- se llevó una mano a la frente, tan melodramática como siempre- su padre tiene obsesión por su trabajo, desde que llegaron llevaba el teléfono pegado a la oreja y ahora colgó y se está yendo –concluyó girando su cabeza hacia la derecha, me imagino que estaba viendo como el que parece ser el padre se marchaba en su auto- aquí viene la chica de nuevo, lleva una bendita en la rodilla, te lo dije –volteo a verme- su madre es controladora.
No puedo creer en qué nivel de aburrición me encontraba, estaba escuchando el pronóstico de vecinos de mi hermana de 14 años, y estaba realmente interesada.
-Violette! –dijo antes de voltear a verme, con esa cara que hacía siempre antes de fastidiarme- segura que no quieres venir a oír el resto? –dijo intentando sonar pícara.
La verdad es que con esa mirada, me dio a entender que con algo iba a hacer de las suyas conmigo, pero sin mediar palabra me puse de pie y me acerque a ella, como un perrito al que le muestran un hueso para que acuda de inmediato. Recargue mi mano en el antebrazo del sillón en el que ella estaba sentada y puse mi otra mano en mi cintura.
-¿Qué edad crees que tenga ese chico? Probablemente la tuya –volteo a verme, con la misma cara, pero ahora sonriendo con más intensidad.
-¿Para esto has hecho que me levante?
-Ay, Vamos, ¿me vas a decir que no está guapo? –me observó esperando respuesta, pero antes de que pudiera decir algo volteo de nuevo hacia afuera- pero olvídate de él, tiene novia.
-¿Cómo lo sabes? –Dije para un segundo después arrepentirme, la verdad era que no me interesaba demasiado, pero ella lo interpretaría de otra manera- quiero decir, no es que me moleste.
-Lleva una pulsera rosa, o es gay o tiene novia.
-Que ridícula, ¿no puede ser su color favorito?
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Volver a Empezar.
Teen Fiction¿Por qué a todas las chicas les gustan las mismas historias cliché? Donde la protagonista es una matada en la escuela, no sale de fiesta y tiene padres ausentes, y en algún momento de su adolescencia aparece en su vida el chico malo y arrogante que...