· Texto Inesperado ·

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15.08.16

Querido diario:
 
                 Desperté por la vibración del teléfono bajo mi almohada, refregué mis ojos y lo tomé. Mi boca se abrió involuntariamente, refregué mis ojos unas tres veces más, no podía creer lo que estaba leyendo. Mi corazón palpitaba tan fuerte que sentía que lo escupiría en algún momento. JiMin me había invitado a desayunar, pidiéndome que en veinte minutos esté preparado, porque pasaría por mí.
     
                Sin dudarlo un segundo, pegué un salto de la cama y corrí a hacer el aseo matutino al baño. Luego de quince minutos, estaba limpio y casi cambiado. Casi, porque no podía encontrar una remera por ningún lugar de la casa. Estaba desesperado, a punto de estallar.
    
                El timbre sonó y corrí hacia la puerta, estaba por abrir hasta que me di cuenta que me encontraba sin camisa. Le avisé, desde adentro, que me esperara sólo cinco minutos más por mi situación, su respuesta fue que por favor lo dejara pasar ya que hacía demasiado frío y no había sacado abrigo. Tomé valor y abrí la puerta, dándole paso a mi pequeño hogar. Tato, emocionado, saltó hacia él para darle los buenos días. JiMin acarició su pelaje un momento y luego levantó la vista a mi, sus mejillas estabas rojas y sus ojos no sabían dónde mirar.

              Reaccioné y corrí a buscar mi ropa, él se quedó en el comedor jugando con Tato, aún estaba colorado. Salí de la habitación y sonreí, ya me había cambiado y cogido un abrigo. Le pregunté si quería que le preste algún suéter, a lo que accedió con algo de timidez. Le presté un suéter azul de lana, el cual le quedaba muy adorable por cierto. Las mangas tapaban sus pequeñas manitos y el color le sentaba bien.

               Salimos de la casa y nos dirigimos hacia un café cercano, donde pedimos un té caliente y una porción de torta cada uno. La mañana, a pesar de ser fría, era tranquila y llena de Sol.

                 JiMin reía con mis bromas estúpidas y yo sonreía a causa de él. Estaba feliz, cómodo y tranquilo junto a él. Quería besarlo, pero no me animaba. Era un paso grande y apenas estábamos conociéndonos...

                Al regresar, Nam y Hoseok estaban esperándome en la puerta. Quedaron en silencio cuando nos vieron llegar, lo miraban como si estuvieran viendo un ángel. Y, siendo sincero, así lo veía yo también. Lo presenté a mis amigos y rápidamente, ambos, nos invitaron a comer bulgogi a la casa de Tae, que vivía a una media hora de aquí. JiMin, asintió y posó la vista en mi, esperando mi respuesta, accedí también.

                   La tarde fue hermosa, Tato se divertía en la casa de Tae, ya que tenía un gran terreno con vegetación en la parte trasera. Comimos allí, con una mesa improvisada. JiMin se divertía mucho, y los chicos me alagaban cuando tenían la oportunidad. Me preguntaron muchas veces si era mi pareja, a lo que respondía que aún no, con algo de tristeza en la voz. No lo es, pero lo deseo con mi alma entera, pensaba.

                    La noche cayó y regresamos a nuestras casa, mejor dicho, a la mía. Sí, JiMin se había olvidado sus llaves, por lo que tuvo que dormir en mi departamento. Tomé unas frazadas y las acomodé en el sofá, JiMin durmió en mi cama. Tato, estaba con él. Me costó cerrar los ojos, tener a mi vecino durmiendo en mi habitación era algo extraño pero se sentía bien, deseaba que algún día yo también esté ahí, junto a él.

                Buenas noches, Tato. Buenas noches... JiMin.

 

Min Yoongi ~

•The Diary...• [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora