Llevábamos más de diez minutos en silencio. Él conducía, concentrado en la carretera, y yo miraba por la ventanilla como el paisaje se iba quedando atrás. Pasábamos por un camino rodeado de árboles, a ambos lados de la carretera crecían bosques. Me quedé mirándolos con admiración, hacía tiempo que no veía algo tan simple y bonito a la vez.
-No hablas mucho tú.- rió él.
Le miré y le dediqué una sonrisa. Había pasado mucho tiempo sola, y me había acostumbrado a eso, así que era normal que no hablase mucho.
-En verdad no has cambiado mucho. Y me recuerdas bastante a tu madre.
Le miré sorprendida. ¿Que no había cambiado mucho? ¿A qué se refería? Que yo recordase nunca nos habíamos visto. ¿Por qué conocía a mi madre?
-¿No te acuerdas de mí?- preguntó casi tan sorprendido como yo. Negué suavemente con la cabeza, sin entender nada.
Paró el coche a uno de los bordes de la carretera. Apagó el motor y se giró hacia mí.
-¿De verdad que no te acuerdas?- insistió. Volví a negar.- De acuerdo. Eras muy pequeña, supongo que es normal. Pero en cierto modo esperaba que fueses capaz de reconocerme.- suspiró, como algo decepcionado. Yo seguía mirándole, esperando una explicación. Sus ojos se encontraron con los míos.- Lucy, soy tu tío.
-¿Mi tío?- abrí los ojos de una forma excesiva a causa de la sorpresa.
-Sí, soy el hermano de tu madre.
-Pero eso no es posible.-objeté.- Mi madre solo tenía una hermana, mi tía Mandy.
-No Lucy. Tu madre y yo también quedamos huérfanos, y nos adoptaron por separado. Tu tía Mandy no era la verdadera hermana de tu madre.
Apoyé la espalda en el asiento y miré al frente, fijándome en el horizonte e intentando entenderlo todo. Le dirigí una rápida mirada, como esperando que me confirmase lo que acababa de oír.
-Tu tía y yo no nos llevábamos bien, no me dejó verte, y puedo asegurarte que nunca ignoré tu existencia. En verdad era yo el que tenía que cuidar de ti, pero Mandy se adelantó. Seguí investigando, me aseguraba de que tú estabas bien, y cuando supe que estabas en el orfanato hice todo lo que pude por sacarte de allí. Cinco años de papeleo interminable y al final bastaba con un poco de dinero.- dejó ver una media sonrisa sarcástica.
Continué mirándole. No tenía por qué creerle, de hecho, en otra ocasión no lo habría hecho, pero algo me decía que era imposible que me estuviese mintiendo.
-Entonces, ¿debo suponer que no sabes nada acerca de ti ni de tus padres?
-¿A qué te refieres?
-No me dirás que no has notado nada raro a tu alrededor.- recalcó la palabra 'raro' y volvió a mirar por encima de mi cabeza, justo como había hecho en el despacho de la directora. Le miré con recelo, ¿podía captar la presencia de Leyn? Una ráfaga de viento zarandeó los árboles con violencia.
-Dile a tu amigo que se calme.- dijo Matt.- No estoy aquí para hacerte daño. Quiero enseñarte quién eres de verdad y que entiendas las cosas que te pasan.
Noté como se me empañaban los ojos. Nunca pensé que alguien pudiese ayudarme y tratarme con tanta naturalidad. Él puso una mano sobre mi hombro y sonrió. Todo va a ir bien Lucy, confía en mí. Asentí y arrancó el coche, dispuesto a continuar nuestro viaje.
Mis compañeros no estaban muy equivocados cuando me llamaban bruja. Durante el viaje, Matt me contó que mi madre también tenía ciertas habilidades especiales, al igual que él y mi padre, así que yo las había heredado en cierto modo. Me dijo que donde íbamos había más personas que querían sacarle partido a sus capacidades.
ESTÁS LEYENDO
Where our souls belong.
FantasyLucy es una niña muy especial. Desde pequeña se ha sentido apartada de los demás por hacer "esas cosas raras que asustan a todos". Pero su vida cambia cuando un hombre la saca del orfanato en el que vive y le enseña que ser ella misma es más un don...