Capítulo 3

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-La decisión que estaba a punto de tomar podía cambiar mi vida totalmente, no sabía si estaba en lo correcto o no pero como dicen que de los errores se aprende. Comencé a guardar mis cosas en una mochila me iría en la madrugada, les dejaría una nota y solo me iría no quería decirle nada a nadie porque sabía que me detendrían, que me dirían que estaba loco o que deje de hacer tonterías. No soy un niño pequeño tengo 21 años y se me cuidar solo, lo bastante como para partirle la cara al que se meta conmigo.

-Aún faltaban muchas horas para la madrugada, no tenía nada mejor que hacer tenia flojera de salir, así que solo me eche en la cama me tome una pastilla de éxtasis y deje que la droga me llevara tan lejos como podía.

-Hyuk ¿Qué haces?

-¿mamá?

-Si Hyuk ¿Qué se supone que haces?

-Mami ¿de qué hablas?

-Por qué te descuidaste ¿Qué te paso?

-Mami no te entiendo

-Hyuk Jae yo no te eduque de esta manera

- ¿papá? ¿Por qué estas enfadado?

- Me decepcionas Hyuk

-Estás haciendo mal las cosas hijito

- Mamá y papá negaban con la cabeza una y otra vez, mamá lloraba y a mí se me revolvió el estómago, lagrimas cayeron al suelo eran mías, me sentía tan miserable al escuchar aquellas duras palabras. Era un sueño sabía que ellos no dirían algo tan cruel, nunca lo harían ellos siempre estarían orgullosos de mí, de su único hijo de su pequeño Hyuk.

-Desperté sobresaltado era solo un sueño como lo supuse, vi el reloj aun hacía falta muchísimo para la madrugada, me volví a acostar mis ojos pesaban demasiado y me volví a dormir.

-¡¡te crees valiente al enfrentarte así!!

-¿Qué?

-Mira mocoso ingrato gracias a mi estas vivo, gracias a mi sigues aquí con la maldita zorra de tu madre

- pero que...

-Cállate si no quieres que te rompa la cara mocoso, solo te soporto porque eres mi hijo o eso dice esa zorra

-¿mamá?

– Una señora que no conocía estaba tirada en el piso sangrando de la frente, por instinto corrí hacia ella la abrace y comencé a llorar. La señora me susurraba cosas que no entendía, no sabía quién era pero me entro un miedo terrible cuando escuche a aquel hombre de ojos castaños, complexión robusta, y ceño fruncido.

-¡¡Te dije que te callaras maldito mocoso!!

-De pronto sentí un golpe en la espalda que me hizo doblarme del dolor, un grito muy agudo se escuchó de parte mía y de la señora que decía ser mi madre, otro golpe más y otro tras otro, gritos dolor, sangre alrededor de mi espalda.

-¡¡los odio!! ¡¡No sirven para nada!! ¡¡Maldigo el día en que te conocí maldita zorra!! ¡¡Y tu mocoso ojala tu madre te hubiese abortado!!

-Aquel señor se fue dando fuertes pisadas y azotando la puerta, no podía hablar sentía como mi espalda dolía, la señora que parece ser mi madre me acariciaba la mejilla.

-Estaremos bien cariño no llores

-A pesar de que aquella señora estaba mal trataba de tranquilizarme, nos escuchaba llorar a los dos ella estaba peor que yo se le notaba bastante débil a punto de...... morir. Comencé a negar con la cabeza no podía estar muriendo. El sentimiento de tristeza, vacío, dolor recorría mi cuerpo alguien cercano a mi estaba a punto de morir y yo de nuevo no podía hacer nada.

Never MoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora