Best friends

Toyboy

—Hey Ace, ¿Te gustaría pretender ser mi novio?—

—¿Te gustaría pretender que te golpeó en la cara?—

Eso no había salido exactamente como Sabo lo planeara, aunque las cosas rara vez iban como las planeaba con él, suponía que años de separación no podían llenarse en unos cuantos meses.

—¿Tan malo sería?— Su mejor sonrisa y tomar el borde de su camisa con un aire vulnerable quizá funcionaba, a Luffy parecía funcionar le cuando pedía por más comida.

—No quiero meterme en problemas con tu novia.—

—Koala no es mi novia Ace, ya lo sabes.—

—No, en realidad creo que no lo sé.— comento Ace con una media sonrisa, le parecía divertido que Sabo realmente intentará convencerle de esa manera— Pasas tanto tiempo con ella que cualquier día de este nos das la noticia de la boda.—

Sabo soltó un pesado suspiro, no eso de nuevo.—Ella es sólo una amiga Ace, Mi me...— se detuvo en seco, la mirada hasta el momento divertida del moreno había cambiado por una más seria, pisaba terreno peligroso.—Mi muy querida amiga.— se corrigió al último momento.

—"Muy querida" amiga, ajá.— Ace habia sido su mejor amigo durante la primaria, se conocían desde muy pequeños y hablaban de todo, o al menos así había sido hasta que que Sabo tuviera que mudarse a la edad de nueve años, en su nueva escuela había conocido a Koala quien en poco tiempo se había convertido en una especie de hermano para el, hermano, sí, de alguna forma era difícil pensar en Koala como una chica del todo.

El problema al volver a encontrarse con sus hermanos ahora que Ace y Luffy se había mudado a la misma ciudad que él era que Sabo no podía, bajo ninguna circunstancia, llamar a Koala su mejor amiga sin desatar todo un caos.

Ace siempre había sido alguien celoso y aunque ahora contaba con muchos más amigos que en antaño aún parecía quedar esa reticencia a dejar a Sabo proclamar a alguien como uno de sus amigos, en parte Sabo pensaba que probablemente por ello el pecoso prefería pensar en Koala y él como novios antes que mejores amigos.

Sabo era SU mejor amigo, de nadie más.

Cualquiera que se atreviera a negarlo o ponerlo en duda iba por buen camino para ganarse una buena paliza, fuera quien fuera, aunque golpear a una chica no era algo que soliera estar entre las cosas que gustaba de hacer, la gente siempre armaba demasiado barullo aunque la verdad era que Koala no era ninguna damisela en peligro, bien podría defenderse, ya la había visto pelear en algunos de los torneos de Judo y artes marciales mixtas de la escuela.

—Vamos Ace... ¿No eres mi mejor amigo?—

El pecoso soltó un leve gruñido, Sabo estaba jugando sucio y lo sabía pero el escuchar esas palabras de sus labios le agradaba, no podía negarlo.

—¿Por cuanto tiempo lo necesitas?—

Sabo sonrió ampliamente, ya lo tenía, ahora Koala tendría que aceptar salir con la señorita Robín, con algo de suerte eso sería todo lo que se necesitarían para que la gente dejara de asociarlos de aquella manera.— Unos días, un par de semanas a más...—

—Supongo que no será tan malo, ¿Deberiamos sellarlo con un beso?—

Ace y sus estúpidas ideas...

La cara del rubio estaba que brillaba por la vergüenza de solo imaginarlo, aun así había asentido, sería muy idiota pensar que alguien iba a creerles el que salían juntos si no estaba dispuesto como mínimo a eso.

Cerro los ojos con fuerza, esperando que fuera Ace quien diera el primer paso, la diversión en la cara del moreno se había esfumado tras comprender que Sabo iba en serio, tomando su rostro le observo por unos instantes, Sabo siempre había tenido un rostro atractivo, incluso cuando más jóvenes siempre había logrado llamar su atención; Sabo sintió uno de los dedos ajenos sobre sus labios acariciándolos y su corazón se había desbocado de manera frenética, ya había mantenido los ojos cerrados por bastante tiempo, tragando de manera pesada había estado a punto de abrir los ojos cuando algo más suave y tibio había rosado con sus propios labios.

No era su primer beso pero bien podría haberlo sido.

De manera torpe y lenta rodeo el cuello del pecoso con sus brazos, entre abriendo sus labios para darle mejor acceso a los labios ajenos, el calor que sentía en su pecho era algo que no recordaba haber sentido antes.

Tras el corto beso entreabrio los ojos para encontrarse con un rostro igual de rojo que el suyo, sin hacer ademan de separarse, los brazos de Ace en torno a su cadera se lo hubieran impedido así hubiera querido separarse, si, realmente no podía ser tan malo eso.
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Continuara