—Estoy aquí junto a ti...—murmuró Chico Bestia.
Raven abrió los ojos y una sonrisa se dibujó en su pálido rostro. Con la cabeza recargada en el pecho del muchacho, podía escuchar claramente los latidos de su corazón. Era uno de los muchos sonidos que Raven encontraba sumamente placenteros.
¿Qué había pasado exactamente con ellos dos? Ella suponía que pasó lo que eventualmentre tendría que pasar. Se enamoraron.
Es triste que a veces esa declaración se tome a la ligera. Ellos tenían su modo peculiar de enamorarse, y se enamoraban cada día un poco más. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se conocían? Varios años desde que compartían techo, un par de años cuando comenzaron a ser amigos cercanos, y ahora hace unos meses, habían admitido el amor que se sentían desde hace tiempo.
—Sigues aquí... creí que te irías —Raven se incorporó para ver de frente a su pareja.
—Me quedaré aquí hasta que me pidas que me vaya.
—Estás aquí...— la chica acarició la mejilla del muchacho. Jamás se imaginó que alguien com él terminaría conociéndola tanto.
Chico Bestia juntó su frente con la de ella. Respirando profundamente y sonriendo de la manera más placentera le otorgó un pequeño beso en la nariz. Los ojos de Raven se abrieron por la sorpresa, seguido de un espontáneo bochorno que agregó color a sus pálidas mejillas.
—Lo eres todo para mi Raven— el muchacho tomó una de las manos de la chica y la besó con delicadeza.
—Gracias por todo lo que has hecho por mi— la mirada de Raven se enfocó en sus manos entrelazadas— Han sido muchos años juntos, hemos pasado tantas situaciónes...
—Evitamos el fin del mundo...
—En especial el fin del mundo— la chica rió volviendo a apoyar su cabeza en la almohada.
—Se podría decir entonces que ya he ido a todos los lugares posibles a tu lado— Chico Bestia se acostó a su lado— Hasta el fin del mundo y de regreso nena.
—Te amo Garfield.
—Te amo Rachel.