Otro grano más en la cara.
Es el quinto en esta semana, y la semana aun no termina, dios...mi rostro esta hecho un desastre.
Sentada en la ventana que da con la calle voy observando como la gente va corriendo evitando mojarse. No me gusta el clima. No, porque me deprime.
- Sam, mamá dice que bajes a la tienda_ dice mi hermano mellizo_ es tu turno de atender_ deja caer su pesado trasero en el sofá de la sala.
Mi casa es de tres pisos, el primer piso es una abacería con paredes de color celeste pastel con el piso de color plomo muy encerado; el segundo piso tiene nuestra sala y cocina-comedor en ella, mi madre fue quien decoro el comedor y la sala de color amarillo pastel y naranja pastel, el sofá es de color naranja oscuro cubierto por una manta, que hizo mi madre antes de que yo y mi hermano naciéramos, y el piso es de madera pulida muy encerada. En el último piso se encuentran los dormitorios, cinco habitaciones. La habitación de mi madre tiene el mismo color de la sala y la cocina, mi habitación es de color verde pastel con pequeños bordes color plomo pastel. Si, amamos los colores pastel. La habitación de mi hermano es completamente del color plomo y la habitación de mi última hermanita es de color rosa y el piso de todas las habitaciones es igual a la sala. Todos los pisos están comunicados por una escalera hecha de madera que finaliza en la terraza.
Arrastro mis pies por la sala y bajo las gradas con las mismas ganas. Me acomodo en el sillón que se encuentra en la caja.
Tomo el periódico de la mesa y empiezo a ojearla.
Mi ciudad es tan pequeña que lo más común de encontrar en las portadas de los periódicos son sucesos políticos, deportes, y actividades de las municipalidades.
No me equivoque.
Tiro el periódico al tacho de basura y enciendo la radio.
Escucho sonar la puerta de la tienda. Algún cliente más.
- Buenas tardes, disculpe ¿vende preservativos? _ elevo la mirada con suma lentitud al oír la voz de un muchacho. Decido no mirarlo a los ojos. Soy muy tímida...
- En la tercera fila a la izquierda_ respondo con voz neutra.
- Bien, gracias._ escucho como se aleja por el pasillo central.
- De nada_ susurro más para mi misma. Levanto la mirada y veo que es un muchacho mucho más alto que yo viste una camisa rosa y unos vaqueros de color café. Desaparece por el tercer pasillo. Nuevamente vuelve a aparecer y me pilla mirándolo.
- Ya lo encontré_ sonríe coquetamente_ sabor fresa_ me guiña.
Mucha confianza para tan poco tiempo.
- Quince soles_ digo al observar las tres cajitas en su mano_ cinco soles cada uno._ mantengo mi voz neutra y mi rostro serio.
- Que seriedad_ susurra muy cerca a mi oído. Me entrega un billete de veinte soles.
- Tenga la amabilidad de mantenerse en sus espacio, por favor, no quisiera llamar a la policía y denunciarlo por acoso_ culmino devolviéndole una moneda de cinco soles como vuelto.
Sonríe con altanería y se va.
Lanzo un largo suspiro cuando lo veo desaparecer por la salida. Escondo la cara entre mis manos.
Que habrá querido el tipo ese, que coqueteándome lograría que le diese gratis los preservativos, ¡dios, ni que fuera la gran maravilla del mundo! No soy estúpida.
La puerta se abre y entra otro cliente.
- Buena tarde _ saluda con mucha seriedad_ uh...tiene...uhm... ¿toallas higiénicas?_ balbucea y casi no se le escucha la pregunta. Inclina la cabeza un poco y mira hacia un lado. Esta avergonzado.

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Lluvia de Chicos
Teen FictionEl amor hace que ames, que extrañes, que dejes ir, que cuides, que valores, que recuerdes, que adores todo lo que la personas que amas te da; Samara es una muchacha de 18 años, lista para empezar a vivir, a conocer y a experimentar; el amor será su...