Setiembre

30 3 0
                                    

"Amo los viernes porque se que ya llegan los sábados."

¡¡Se me esta haciendo tarde!!

Salgo del salón apresurada, tengo que estar ahí a las ocho y ya son las ocho y nueve.
Corro presurosa por el pasillo, al voltear en una esquina mis pies se resbalan con la inercia de mi cuerpo hacia la derecha, me sostengo de un pilar cerca a las gradas para evitar resbalarme y caer al piso. Bajo las gradas, que llevan al patio, saltando de dos en dos. Al llegar al ultimo escalón sentí el talón de mi pie a orillas de la grada y al primer segundo sentí mi cuerpo perder el equilibrio, y un dolor en mis pompas. La adrenalina corría a través de mis venas, así que el dolor se vio disminuido por mis altas concentraciones de oxitocina.

Saque el celular de la cartera, observe la hora, 8:12pm. ¡Rayos!...

Inhalo y exalo.

Me levante, aun sin limpiarme el trasero y corrí con celeridad por el patio hacia el portón azul que llevaba hacia la calle, mis pulmones trabajan por mil del mismo modo que mi corazón.

Y de pronto todo sucedió, literalmente, en un segundo. No me había percatado del auto que retrocedía del garaje en que se encontraba, retrocedí bruscamente para evitar que me empujara, una moto venia del lado contrario de la calle, este choco con la parte trasera del auto.

No se si estar apresurada era un pecado o andar de despistada.

Cerré los ojos cuando vi las luces delanteras de la moto, había olvidado que me encontraba en medio de la pista. Cubrí mis ojos con mi brazo izquierdo, de pronto sentí como un cuerpo golpeaba bruscamente con el mío, un ruido seco se escuchaba al fondo. El golpe hizo que en menos de diez segundos cayera al suelo con un cuerpo pesado encima de mí. Al siguiente segundo sentí un montón de tierra bajo mi espalda, pero el dolor no es demasiado a como mi mente cree, las manos de aquel tipo rodean mi espalda y su fuerza hace que me pegue a él. El auto que se encontraba dando retro había chocado con una moto.

- ella se metió sola _ escuche hablar con indiferencia a una mujer_ así son las chicas ahora_ decía.

- No les da vergüenza correr como cabras_ decía otra voz, también de mujer.

- Gracias a dios hubo tierra_ escuche la voz de una anciana_ sino, ¡dios sabe lo que hubiera sucedido!

Debí fijarme, debí...caray...debí. cerré los ojos con demasiada fuerza, que podían doler.

Los niveles de adrenalina estaban al tope en mi sangre, estaba asustada, me encontraba completamente fuera de lugar...perdida y desorientada...y muy avergonzada. Mantuve los parpados cerrados.

La gente había comenzado a acercarse más, hasta rodearnos.

- ¡Deberíamos llamar a la ambulancia!_ exclama un anciano.

- Estamos bien_ anuncia el muchacho que se encuentra encima de mi.

- La ambulancia llegara de quince minutos_ grito un joven a lo lejos.

Un dolor empezó a rodear mi cuerpo, esto de caer no es lo mío.
¡Oh! y lo peor no es eso...lo peor es que encima de servir como su colchón para que no caiga sobre el montón de piedrecillas no se mueve.

Estoy enfadada. Intento calmarme antes de que este accidente sin occiso... terminara en un homicidio con testigos incluidos.

Alce los parpados con calma y lo vi. Traía puesto un jersey plomo y un jean azul, podía calcularle un metro setenta y tantos, no era un viejo pervertido como pensé, pero si un tarado de ojos negros, piel clara y un lunar bajo el ojo izquierdo. Se encontraba con el casco puesto y lo peor me observaba directamente a la cara.

Lluvia de ChicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora