Tú, sí tu; a ti me refiero, forajido devora capítulos que has seguido las huellas de esta historia hasta aquí. Gracias.
Este será un capítulo corto, un aperitivo para lo que vendrá, prepárate entonces para la aventura que te aguarda.¿Qué decía la carta? No lo sabían, parecía ser de esa correspondencia rutinaria de la que el abuelo recibía varias lechuzas al día. La leyó detenidamente, sin inmutarse y luego la dejó debajo del frasco de la mermelada para que no se volara.
–¿Qué era?– preguntaron los dos.
–Nada grave, en uno de estos días tendré que ir a hacer algunos trámites al Ministerio– no parecía preocupado –¿Quieren acompañarme?
–¡Wow!, sí– el pelo se les puso de puntas, electrizado, como solía hacer cuando los gemelos estaban excitados –escuchamos que hay un Departamento de Misterios, papá nos contó un poco sobre él. Tiene una habitación llena de profecías y...
–No iremos ahí, chiquillos– los tuvo que interrumpir Xenophilius –pero sí verán el Atrio y otras cosillas por ahí– les prometió.A pesar de que Xenophilius Lovegood aparentaba estar calmado y entusiasmado frente a sus nietos adentro de el la angustia y la rabia se expandían en su interior. Toda su obra, toda su vida dedicándose a la VERDAD y ahora los del Ministerio, que siempre lograban retorcer, enturbiar y enredar las cosas lo acusaban de haber dañado su imagen pública, siendo ellos los que se comportaban como una banda de... de babuinos que se apoderaron del cargo de un gobernante. En cuatro días era el juicio y hasta entonces necesitaría por lo menos a un defensor para tener al menos una oportunidad contra los tercos y conformistas funcionarios (como él los llamaba) del Wizengamot. Lo que sí iba a dar un buen artículo esa pequeña "entrevista" con la justicia, incluso podría postergar la publicación del nuevo ejemplar para aún meter esa novedad.
No tuvo tiempo para pensar en más, Lorcan y Lysander esperaban para hacer algo juntos —¿Qué les apetece hacer?
—El regalo para la Lauren— dijo Lysander.
—Weasley— agregó Lorcan.
—En tres días está de cumpleaños— concluyeron los dos juntos.
Lau en realidad no era muy exigente en lo que se refería a los regalos, pero al los gemelos les gustaba sorprenderla con alguna cosa extraordinaria. Ya tenían muchas ideas para entonces y se morían por concretar una de ellas, su favorita era un tintero con patas ya que dentro de dos meses entrarían a Hogwarts (¡Por fin!) y ahí necesitarían uno a diario. Sería rápido, fácil (con la mágica ayuda del abuelo) y con un impacto garantizado, la única dificultad que se les presentó fue encontrar uno en desuso dentro del despelote que Xeno tenía por todas partes. Una vez encontrado sólo hizo falta un encantamiento, atarle los pies al tintero y envolverlo con papel de obsequio.
El resto del día y del tiempo que faltaba para el cumpleaños de Lauren y después de ellos mismos se lo pasaron realizando y planeando locuras por la extraña casa de Xenophilius que se mantenía muy ocupado intercambiando correspondencia con gente que Lysander no lograba adivinar. En una de esas hicieron un artefacto para llevar cosas con ayuda de las ciruelas dirigibles y un sistema muy particular de elaboración ociosa de ordenar los manuscritos que habían en la habitación de trabajo, según la cantidad de manchas causadas por el té de gurdirraiz en el pergamino.
Un real cambio trajeron un aterrador cárabo norteamericano y un adorable mochuelo común que a pesar de todo parecían quererse mucho ya que cuando el más grande hubo aterrizado el pequeño se sentó sobre su cabeza. Llegaron a las dos con dieciocho minutos el diecinueve de junio cuando estaban viendo con Lorcan quién de los dos aguantaba más la respiración frente al reloj de la cocina redonda de paredes pintada con aves, escarabajos y mariposas con vibrantes colores primarios (otro legado de su madre), esperando a que diera las tres y así irle a celebrar el cumpleaños a su mejor amiga.
Abrieron la ventana a duras penas debido a a la reducida estatura de los dos para dejar entrar ese enjambre de plumas que llevaba dos sobres idénticos, sólo que en uno decía en el destinatario »Sr. Lysander Scamander, la Cocina, Redacción del Quisquilloso, Colinas« y en el otra »Sr. Lorcan Scamander, la Cocina, Redacción del Quisquilloso, Colinas«, toso esto escrito en tinta verde esmeralda y una letra muy apretada encima de un sobre de pergamino sellado con el emblema de Hogwarts. Estos sobres contenían una carta que al desdoblarla se reveló como un pedazo de papel en blanco sin nada escrito, incapaz de reflejar las caras de perplejidad y desilusión de los dos gemelos, cubierto apenas por un puñado de polvos dorados que cayeron sobre el piso.
ESTÁS LEYENDO
Lunáticos Scamander y el quinto fundador
FanfictionLorcan y Lysander son los hijos de Rolf Scamander y Luna Lovegood, de la que heredaron el sobrenombre entran a Hogwarts. En el equipaje llevan orejas extensibles, caramelos sangra narices y otras bromas de invención de dos gemelos ya muy bien conoc...